Autora: Maria Eugenia Gonzalez.
El otoño ya está aquí y es una época estupenda para disfrutar de los frutos que nos deja la naturaleza. Esta vez vamos a dar una vuelta por el mundo de los hongos, de los que descubriremos que no sólo tienen beneficios culinarios sino también medicinales.
Comencemos viendo cuáles son estas propiedades.
Uno de los primeros motivos para incluirlos en nuestra dieta es que se trata de un alimento poco calórico que contiene alrededor de un 85 % de agua, y un bajo porcentaje de grasa e hidratos de Carbono. Es por ello que pueden tratarse de grandes aliados si nuestro objetivo es bajar de peso. Reforzando este argumento, podemos considerar también que se trata de grandes aceleradores del metabolismo por su alto aporte de vitamina B2 y B3. Esta vitamina, es la encargada de ayudar a convertir los hidratos de carbono en la glucosa que necesita nuestro cuerpo.
Pero no sólo son ricos en vitamina B. En el caso de, por ejemplo, los champiñones, encontramos uno de los pocos alimentos que proporciona vitamina D a nuestro cuerpo además de minerales como el potasio.
Por último mencionar que ha sido demostrado que los hongos ayudan a incrementar nuestra función inmune ya que poseen unos componentes llamados beta-glucanos, los cuales han sido conocidos por mucho tiempo debido a sus propiedades que estimulan, activan y modulan el sistema inmunitario.
Pero vamos a lo importante. Qué hongos podemos comer, y cómo podemos cocinarlos.
Sin duda las guías micológicas pueden ayudarnos si queremos salir al campo y encontrar hongos silvestres aunque para contároslo aquí necesitaríamos un amplísimo artículo así que vamos a dar una pincelada sobre los que podemos encontrar más a mano en los supermercados.
El champiñón común o de Portobelo, es una de las especies de hongos más fáciles de adquirir, y su alto contenido en fibra, potasio y sodio ayudan a mejorar la diabetes, ayudar a nuestro sistema inmune y fortalecer el corazón.
Al ajillo, rellenos de jamón y queso, o al vino blanco pueden ser tres de nuestras opciones de preparación. Los boletus, o Porcinni como se les conoce en Italia, son famosos por ser más carnosos y sabrosos que los anteriores. Si tenemos la suerte de encontrarlos en el mercado, pueden complementar nuestra dieta en pastas, risottos, croquetas o simplemente en carpaccio, con un chorro de aceite y sal.
El lactarius deliciuosus, o níscalo, como comúnmente se le conoce, es una seta propia del otoño tardío que sale entre los pinos y que nos será más difícil encontrar en comercios, pero si nos hacemos con ella puede acompañar un guiso de patatas con carne, o un arroz blanco, si se guisan con chorizo y jamón. Y saliéndonos un poco de los hongos más conocidos, vamos a dejar paso a nuestro protagonista de hoy, el shiitake.
Esta seta proveniente de Asia, se cultiva sobre madera o bloques sintéticos y es famosa por su alto aporte proteico. Es muy famosa en la cocina china y japonesa siendo uno de los ingredientes principales en la ya bastante conocida sopa Miso.
Hoy os proponemos una salsa elaborada con esta seta que podrá acompañar a vuestras carnes, a los arroces, a las patatas, o podréis consumir simplemente mojada en pan. Para ello necesitaremos los siguientes ingredientes:
- 200gr de setas shiitake
- 2 dientes de ajo
- 1 cebolla
- 150ml de caldo de carne o verdura
- Mantequilla
- Harina de maíz o arroz
- Aceite de oliva
- Sal
- Pimienta
Elaboración:
- Lavar y laminar la seta shiitake y reservar. (En ocasiones, podemos adquirir esta seta seca. En este caso deberemos rehidratarla previamente en agua templada).
- Sofreir la cebolla y el ajo en una sartén en aceite de oliva, retirando el exceso cuando los ingredientes estén dorados.
- Añadir dos cucharadas de mantequilla y agregar la seta shiitake removiendo hasta que la mantequilla se funda. Cocinar durante 2-3 minutos.
- Agregar dos cucharadas de harina de arroz o maíz y remover procurando que no queden grumos.
- Añadir el caldo de verdura o carne, salpimentar al gusto y cocinar a fuego medio hasta conseguir la textura deseada.
- Finalmente podemos pasar nuestra salsa por la batidora y emplearla como fondo para, por ejemplo, un risotto de setas, o servirla con los ingredientes enteros como guarnición de carnes, pasta o arroces blancos.
¡Recordad que esta receta es apta para celiacos!