Autora: Maria Eugenia Gonzalez.
Buenos días a todas y todos y bienvenidos de nuevo a nuestra sección de recetas saludables.
En las últimas entregas hablamos de los beneficios de la quinoa y de las setas como complemento a nuestra alimentación.
Hoy vamos a presentar un producto que cada vez se hace más hueco en nuestros mercados y casas; y, por supuesto, también en nuestros platos. Es el trigo sarraceno o alforfón.
Se trata de un pseudo-cereal que nos aporta todos los nutrientes y aminoácidos necesarios presentando un alto contenido en vitaminas B2 (riboflavina), B3 (niacina), y magnesio además de contener una alta cantidad de fibra (que siempre ayuda en las funciones intestinales).
Y lo llamamos pseudo-cereal porque a pesar de llamarse “trigo”, ¡NO CONTIENE GLUTEN!
Su comercialización y consumo se encuentra en formas muy diferentes. Podemos encontrarlo en copos, germinado, hinchado, en grano, en brotes o como harina y a través de los diferentes países del mundo su consumo es variado.
Por ejemplo, en Ucrania y Rusia se usa una mezcla de su grano hervido con mantequilla o leche y es conocido como “Grechnevaya kasha”.
En India, se utiliza en días de ayuno, cuando el consumo de cereales no está permitido; y, al no tratarse de tal, lo encontramos en platos como el “Kuttu ki puri”
En Francia e Italia se consume en su forma de harina para hacer “Galletes” o “Taragna” respectivamente.
Y uno de sus usos más actuales es como ingrediente de los famosos “soba”, en regiones del Tibet, norte de China, Japón y Corea.
En los últimos años también se emplea cada vez más como ingrediente en la elaboración de cervezas y pastas sin gluten.
Hoy os presentamos una receta realmente sencilla de pan elaborado con trigo sarraceno, rápida, fácil, y perfecta para aquellos que tienen intolerancia al gluten o alguna enfermedad inflamatoria intestinal.
PAN DE TRIGO SARRACENO
Ingredientes:
400 gr de harina de trigo sarraceno.
400ml de agua tibia
1 cucharada de café de harina de panadería (3-4 gr)
1 cucharada de café de sal del Himalaya (3-4 gr)
1 cucharadita de aceite de oliva (opcional).
Preparación:
– Mezclamos la sal con la harina y la levadura en un bol.
– En caso de optar por añadir aceite lo agregamos y mezclamos bien.
– Añadimos poco a poco el agua y removemos hasta obtener una masa de poca consistencia (que no quede “mazacote”).
– Dejamos reposar la masa de 2 a 3 horas dependiendo de la temperatura ambiente.
– Tras el reposo, la masa habrá crecido, este es el momento de precalentar el horno a 180ª C con calor por arriba y abajo.
– Introducimos nuestra masa en el horno y la dejamos cocinar durante 30 minutos, hasta que veamos que la corteza queda dorada y crujiente y comprobemos que está hecho por dentro (para ello, podemos pinchar con un cuchillo comprobando que este salga limpio).
– Una vez hecho, podemos dejar que se enfríe con la puerta del horno abierta y después desmoldar, o desmoldarlo sobre la rejilla del horno y dejarlo reposar antes de consumirlo.
Recordaros, que al ser un pan consistente y lleno de sabor, podéis usarlo para elaborar ricas y originales tostas.
Un saludo y hasta la próxima.