Autora: Carlos Marcos Sanchez.
Quien nos iba a decir a principios del año pasado que hoy, al salir a la calle, tendríamos una estampa bastante más diferente que la de años anteriores, que contaríamos con un nuevo complemento que rara vez se veía por la calle salvo en visitas médicas como es la mascarilla.
La COVID-19 ha traído unos cambios radicales a nuestras vidas, a algunos les afecta más que a otros pero al fin y al cabo, todos los sufrimos.
En el ámbito del deporte y la actividad física, poco se sabía del uso de la mascarilla y, como en muchos otros ámbitos, han tenido que investigar a gran velocidad para conseguir unas conclusiones que nos ayuden a tomar decisiones a la hora de realizar deporte con ellas.
Según normativa, no es obligatorio llevarla cuando realizas alguna práctica deportiva, siempre que sea al aire libre y se pueda garantizar suficiente distancia.
Partimos de la base de que en tiempos de pandemia, pese a que el deporte es muy bueno para la salud, el incremento de riesgo de contagio debido al contacto y a la ventilación es superior si no tomamos las medidas necesarias. Para que os hagáis a la idea, de los 6 litros aproximadamente que ventilan los pulmones en reposo, podemos pasar a más de 100 litros por minuto cuando hablamos de un ejercicio de alta intensidad y, si son deportistas de élite se puede sobrepasar la barrera de los 200 litros. Por ello, tanto en espacios interiores como exteriores, es recomendable el uso de la mascarilla quirúrgica, cuyo filtro permite el paso de oxígeno y no así el resto de partículas de sudor y saliva que se desprenden del cuerpo.
He de subrayar que con el uso de la mascarilla hay muchas versiones sobre si son beneficiosas o perjudiciales pero no todas son ciertas. Hay gente que piensa que el uso de la mascarilla es beneficioso porque aumenta la resistencia y lo asemejan al entrenamiento en altura. Pero también hay quienes consideran que la hipoxia (falta de oxígeno) y la hipercapnia (aumento del dióxido de carbono presente en la sangre) que produce el uso de la mascarilla es contraproducente en la práctica deportiva y que puede traer enfermedades asociadas a los pulmones. Varios estudios concluyen que la mascarilla no produce niveles suficientes de hipoxia e hipercapnia para ganar resistencia ni para sufrir problemas respiratorios por el uso de la mascarilla.
Además, según arrojan datos del Ministerio de Salud, no llega al 0,5% el número de brotes en centros asociados a la práctica deportiva, por lo que debemos considerar que es una práctica y un espacio seguro. No por ello debemos relajarnos en el uso de la mascarilla y, tanto en centros deportivos como en colegios o al aire libre, es necesario que nos la pongamos a la hora de realizar la actividad y, para contrarrestar el uso de la misma, tenemos que llevarla a cabo con una bajada en la intensidad del ejercicio y un aumento en los tiempos de descanso y recuperación. En el caso de que te sea complicado realizar este ajuste a tu práctica deportiva, deberías ponerte en contacto con un educador físico-deportivo que te oriente y realice un plan de trabajo acorde a tu capacidad en la situación actual que vivimos.