Autora: Carlos Marcos Sanchez.
Al final ha llegado, y es duro decirlo, pero ha tenido que llegar una pandemia tan bestial como el COVID-19 para dar la importancia que se merecen esas otras asignaturas “marías” que mucha gente considera que tiene el currículo y las cuales limitan horas de otras como Lengua, Matemáticas o Inglés.
Estamos en tiempo de confinamiento, todos en casa, todos o la mayoría en familia, y todos remando en una misma dirección para que esta pandemia pase cuanto antes. Pero es ahora, más que nunca, cuando los profesores de las asignaturas más artísticas, Educación Física, Plástica y Música estamos de enhorabuena. Triste, ¿verdad?
Los niños valoran nuestro trabajo y creo que eso no sorprende a profesores ni familias, les apasionan nuestras asignaturas, pero el currículo no lo establece así.
Un niño cuando tiene tiempo libre suele ir al parque a correr, trepar, reptar, subir por los columpios, jugar… Pero si está en casa porque llueve, tiende a escuchar música, bailar, dibujar, hacer manualidades… pero, de nuevo, el currículo no lo establece así.
El esfuerzo ímprobo que están realizando nuestros pequeños, el ejemplo que están dando, habiéndose mentalizado los primeros, de que para poder salir cuanto antes debemos permanecer en las casas, es de valorar y tal vez tenga algo de cierto ese dicho que dice algo así como “…los niños siempre dicen la verdad” pero el currículo no tiene en cuenta sus gustos y aquello que les llama la atención, el currículo no lo establece así.
Estoy seguro de que el 95% de las familias tuvo en mente, tras el aviso del Presidente del Gobierno de decretar el estado de alarma y cerrar los centros, que las paredes “se les iban a caer encima”, que sus hijos iban a ser incapaces de aguantar tanto tiempo en casa y que sería una “batalla campal” la de pedirles que permaneciesen en el hogar. Pero no, nos están dando una lección, nos están sorprendiendo el comportamiento ejemplar de estos niños a los que un virus ha privado durante un mes y seguirá privando por un tiempo de ver a sus amigos, de bajar al parque, de acudir al colegio a ver a sus profesores… y, mientras, ellos buscan miles de opciones para sacar el lado positivo de todo esto en el mundo de las manualidades, en bailes, en tocar instrumentos, en cocinar, en montarse circuitos y hacer retos físicos en espacios minúsculos, pero el currículo no lo establece así.
Es un verdadero problema que el currículo limite las horas de la Educación Física, la Plástica y la Música puesto que son los aprendizajes más transversales que hay, ya que el resto de asignaturas deberían partir de éstas y no ser un relleno del horario como lo son actualmente con una hora semanal o dos en los mejores casos.
Decía David Bueno, biólogo y genetista, que la Educación Física es el medio de aprendizaje para secuenciar movimientos, y la parte cerebral que trabajamos con ello es la misma que nos enseñará a secuenciar en la vida el resto de acciones que se nos planteen. Ese entrenamiento cerebral, que mejora las conexiones de nuestras neuronas, será el mismo que posteriormente necesitaremos para aprender a realizar otras acciones como leer o a sumar.
Y lo mismo podíamos decir de la Música, una de las pocas actividades que ponen a trabajar el 100% del cerebro simultáneamente cosa que no conseguimos al intentar resolver un problema o realizar un análisis sintáctico de una oración. De igual modo sucede con la Plástica, que apela directamente a las emociones y a la creatividad que son cruciales para aprender cualquier otra cosa.
Solamente pido que se recapacite, que se valore el currículo actual y nos preguntemos si el fracaso escolar puede tener alguna relación con esto. Que no tengamos que llegar a situaciones como la que estamos viviendo para que surjan interrogantes y veamos lo que de verdad ayuda en tiempos de crisis las asignaturas de Educación Física, Música y Plástica, porque si esto ocurre ahora, qué no beneficiará cuando el viento nos sople a favor.
Antes de terminar, me gustaría agradecer a las familias el apoyo al profesorado que, en estos tiempos de cambio metodológico a toda velocidad y sin medios, con síntomas del virus como tantas otras personas y familiares afectados que merman la capacidad de muchos docentes para seguir adelante con la enseñanza de nuestros alumnos, nos ayudan a sacar fuerzas de donde no las hay. Estamos perdiendo una generación que lo dio todo por nosotros, no podemos permitirnos el lujo de dejar el futuro de nuestros alumnos en un limbo.