Autora: Carlos Marcos Sanchez.
Desde muy pequeños, uno de los regalos más deseados por todos los niños y niñas siempre es la videoconsola y el ordenador, ¿Quién de los llamados millennials no ha jugado o al menos oído hablar alguna vez de juegos como el NBA, FIFA, Pro Evolution Soccer, NHL…? Actualmente se han dejado incluso de lado esos juegos de género 100% deportivos y se ha girado la mirada hacia otros géneros como los juegos de estrategia y bélicos como los conocidos League of Legends (LOL), Fortnite o Call of Duty entre otros.
Parece una locura pensar que un videojuego pueda llegar a categorizarse como un deporte y más aún pensar que pueda llegar a formar parte de unos Juegos Olímpicos. Pero, una vez más, la rapidez de la tecnología come terreno al deporte tradicional, la economía sale beneficiada por los millones de usuarios registrados que juegan, la sociedad es atraída por esos e-deportistas que superan en followers a deportistas consagrados como Jorge Lorenzo o Alberto Contador.
Y es que son 300 millones de personas las que siguen de forma habitual los e-sports y se han celebrado eventos como la final del juego League of Legends del pasado año que alcanzó los 36 millones de seguidores. Estamos hablando de que, pese a estar lejos de los 103 millones de seguidores de la Super Bowl, el que hasta la fecha es el evento deportivo más seguido en todo el mundo, ha conseguido más audiencia que finales de ligas tan importantes como la NBA, la UEFA Champions League o la del mundial de Rugby y es que ya no es raro ver colgado el cartel de “no hay billetes” de grandes estadios de todo el planeta para seguir en directo las competiciones de los más grandes e-deportistas.
Estas cifras mareantes han llamado la atención de las personas de negocios más influyentes, de las empresas más potentes y lo que es más increíble aún, hay jugadores y clubes deportivos tradicionales de distintas modalidades deportivas que ya han comenzado a mover ficha en este sector, en nuestro país encontramos algunos ejemplos en el fútbol y el baloncesto como el Valencia C.F. o el Baskonia.
El propio Comité Olímpico Internacional ya se plantea que los e-sports formen parte del Movimiento Olímpico, lo que parecía una utopía es real y esto solamente acaba de empezar. Lo cierto es que cada vez crece más el número de debates sobre estos deportes electrónicos y ciertamente no todos los videojuegos son e-sports ni mucho menos, pero los pocos que hay (cifra que ya anticipo que incrementará exponencialmente en la próxima década) han venido para quedarse y son ya una auténtica realidad.
Pero bien, voy a situar mediante la definición de la palabra deporte, la realidad del porqué podemos incluir estos e-sports junto a los deportes tradicionales y, pese a que en ningún momento puedan sustituirlos, sí debemos asignarles el lugar que ocupan.
El deporte, según la RAE, se define como una actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.
Como ven, en la definición no se indica el grado de exigencia motriz de la actividad física mientras exista. Si nos basamos en el deporte tradicional como el rugby, balonmano o tenis, rápidamente vemos que cumplen con los parámetros anteriormente citados, pero otras modalidades que muchos seguramente no sepan que ya son deporte, como el ajedrez, el billar, el tiro en 3D, la petanca o el aeromodelismo también cumplen con todo ello.
En contra de lo que todo el mundo puede pensar relacionando el videojuego con el sedentarismo, un gamer profesional realiza duros entrenamientos físicos, posee un equipo de profesionales estrechamente ligados con el deporte detrás de ellos como entrenadores, preparadores físicos, analistas del juego, scouters, nutricionistas, psicólogos… que velan por la mejora de destrezas motrices como la velocidad de reacción, la coordinación óculo-manual, la velocidad gestual, los reflejos y la motricidad fina.
Los e-sports buscan su asentamiento en la sociedad actual, en los avances de la tecnología a los que cada día estamos sometidos, veremos donde termina el mundo digital en su intento por introducirse en el deporte. Si alguno aún lo dudaba, bienvenidos a la era digital, bienvenidos al futuro.