Autora: Carlos Marcos Sanchez.
Es curioso ver el Anuario de Estadística Deportiva que nos ofrece el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a cerca del incremento del deporte en la vida de los españoles. Aumentan notablemente el número de personas dedicadas al deporte en lo que al ámbito laboral se refiere, se multiplican las empresas dedicadas a este sector, se siguen gastando más millones de euros en los hogares y se destina más dinero público para el fomento del mismo… pero sigue habiendo un abismo entre sexos si miramos datos como el deporte federado.
Y partiendo de ese ámbito, el del deporte federado, se me plantea la duda de si el problema radica en la diferencia en el deporte entre sexos como tal o hay algo más detrás de todo esto, ya que poco a poco la presencia de la mujer va ganando más popularidad en el deporte de élite como se pudo comprobar el pasado 17 de marzo, día que pasará a la historia porque el Wanda Metropolitano de Madrid acogió a 60.739 espectadores en la grada para presenciar el Atlético de Madrid-Barcelona correspondiente a la Jornada 24 de la Liga Iberdrola (1ª división española de fútbol femenino). Un registro que supone el récord en cuanto a aforo en un partido femenino de fútbol de clubes en toda la historia y la decimonovena mejor entrada en la historia de cualquier partido oficial femenino.
Pep Guardiola, actual entrenador del equipo de fútbol del Manchester City, en una entrevista concedida a un medio inglés respondía a la pregunta sobre cómo considera él que se debería trabajar en el fútbol base de su club con niños de edades tempranas 7-8 años, y su respuesta fue clara, concisa y debemos reflexionar sobre ella: “A esta edad sólo deben jugar, jugar tanto como puedan, en nuestra época era mejor en la calle. Y que jueguen, que jueguen, que jueguen… Eso es todo. Que se equivoquen, que jueguen día y noche. Dejarlos que tomen sus propias decisiones. Darles algún consejo de comportamiento, para que entiendan el juego y lo antes posible, enseñarles los porqués. Eso es lo que debemos hacer para que sean talentosos y lleguen al primer equipo”.
El dilema que os quiero plantear es si conocemos y le ofrecemos un abanico amplio de deportes a nuestros hijos para que puedan disfrutar, probar y elegir. Muchas veces se ve reflejada la frustración de los padres, proponiendo a los hijos únicamente el fútbol o el baloncesto porque son los deportes más populares y posiblemente también aquellos con los que el papá o la mamá soñaba con ser estrellas cuando eran pequeños. De esta manera, pretendemos que nuestros hijos consigan lo que nosotros no fuimos capaces sometiéndoles a una gran presión que poco tiene que ver con la diversión que deberían conseguir al practicarlos con su edad.
Podría comenzar a hablaros de muchos deportes pocos conocidos o poco practicados y sus beneficios y veríais como muchos de ellos superan a los deportes “típicos”. El waterpolo, el yoga, el pádel o el squash, la natación, el atletismo y sus múltiples modalidades, las artes marciales como el judo, karate, kung fu y un largo etcétera que os invito a que investiguéis, os informéis dónde se puede practicar y llevéis a vuestros hijos a que los disfruten. Aún así, he elegido tres bastante diferentes que creo que os pueden aportar una visión distinta y sobretodo que os pueden ayudar a la hora de motivar a los más pequeños, bien sea porque lo practiquen deportistas famosas y vuestras hijas no practiquen deportes porque piensen, erróneamente, que eso es una cosa de chicos, bien porque tengan problemas de sociabilización o porque necesiten ejercitar grupos musculares específicos o desarrollar alguna en concreto. Para ello, os voy a hablar del bádminton, la equitación y la escalada.
En España, tenemos la gran suerte de contar con grandísimas deportistas de modalidades distintas al fútbol y al baloncesto que están provocando que deportes minoritarios se hagan un sitio en las clases extraescolares y en el tiempo de ocio tanto en pequeños como en mayores. Sin ir más lejos, tenemos el ejemplo del bádminton, que muchos no lo habrán conocido hasta que la española Carolina Marín, a base de cosechar éxitos y victorias ha puesto en todos los medios de comunicación su deporte. Si bien para edades muy tempranas no es el deporte más recomendable ya que refuerza mucho el uso de un solo lateral del cuerpo y tanto la raqueta (muy larga) como el volante o pluma (difícil de controlar) dificultan su práctica, se puede disminuir el tamaño de esa raqueta, eliminar la red si es necesario o comenzarlo a practicar cuando sea más mayor.
Otro de los deportes a tener en cuenta por sus beneficios, es la equitación. Deporte que, al contrario que el bádminton, se puede iniciar desde edades muy tempranas siempre y cuando se tenga disponibilidad de los caballos o ponis adecuados. Es un deporte que implica un alto grado de socialización entre el animal y el jinete, ideal para personas con algún tipo de discapacidad, aquellos que sean muy tímidos o que tengan miedo a que se rían de él o de ella tienen una opción muy interesante para practicar puesto que el animal será el principal compañero y debes pensar que siempre te ayudará y que nunca te juzgará. Además, es un deporte que potencia unos hábitos, unos valores y unas responsabilidades que ninguno otro te da, puesto que debes ser tú quien se encargue de tener al animal perfectamente atendido, alimentado, limpio e incluso tendrás que sacarlo de paseo alguna vez y compartir prácticas al aire libre.
Por último, quiero incidir en un deporte que posiblemente sea de los más completos que haya y que su auge está provocando que cada año surjan nuevos rocódromos donde entrenarse para ponerlo en práctica en las montañas y colinas más exigentes de nuestro país. La escalada requiere de mucha coordinación, fuerza, flexibilidad, concentración y equilibrio por ello, es uno de los deportes en los que más grupos musculares se ven implicados y en los que necesitas depositar la confianza en alguien para ser asegurado y que no te deje caer. Además, cuando la escalada la haces en las montañas o colinas y no en el rocódromo, tienes constantemente nuevas metas, nuevas posibilidades y nuevas vistas que disfrutar y a las que muy pocos más van a tener acceso.
Los niños deben jugar como lo que son, niños, y los padres deben entender que si el niño no disfruta con ese deporte o no se le da bien, no debe seguir obligándole a practicarlo, debe ofrecerle alguna alternativa más atractiva y que se ajuste más a sus destrezas motrices. Además, no debemos olvidar que el deporte es un medio muy óptimo para inculcar valores a un niño, no podemos primar la competición a la formación.