ENSEÑAR A SER COMPETENTES.

1 octubre 2018 1

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

La nueva Ley para la Mejora de la de la Calidad Educativa (2013) incide en la necesidad de adquirir las competencias clave para conseguir un completo desarrollo personal, social y profesional. En España las competencias básicas se introdujeron en la Ley Orgánica de Educación (2006) como un fin educativo que habría de alcanzarse en la escolarización obligatoria.

Se entiende por competencia, según la Unión Europea, el conjunto de conocimientos, destrezas y actitudes que se adecúan a diversos contextos.

Hemos de apuntar que el desarrollo de las competencias clave facilita la participación social de las personas y favorece su integración. En este sentido, la enseñanza por competencias mejora el aprendizaje de nuestros alumnos, ya que de esta forma encuentran un significado a lo que aprenden debido a que lo pueden aplicar en la vida diaria. Parece evidente que los profesores estamos convencidos de que este tipo de enseñanza es mucho más efectiva, pero, después de varios años apostando por el aprendizaje basado en competencias, nos preguntamos si hoy todos los docentes lo aplicamos en el aula, ya que no resulta fácil cambiar la metodología de enseñanza, y más aún cuando se lleva bastante tiempo en la docencia y se tienen arraigados unos principios.

Educar por competencias supone dar sentido al aprendizaje, hay que “aprender a hacer”. Según apunta el sociólogo Philippe Perrenoud, esto se debe fomentar en la escuela desde la etapa inicial, infantil, de ahí el papel activo que deberíamos jugar los profesores, sirviendo de guías para enseñar a los alumnos a resolver situaciones cotidianas. Con la intención de conseguir este objetivo, somos conscientes de que los docentes tenemos que centrar nuestra práctica educativa en una pedagogía basada en competencias y adoptar un papel facilitador para que nuestros alumnos sean capaces de resolver problemas, elegir con determinación entre diferentes opciones y elaborar sus propios proyectos.

Celso Antunes, educador brasileño,  se refiere al alumno competente como aquel que es capaz de afrontar retos poniendo en práctica los conocimientos que ha adquirido en la escuela.  

Doce años después de la aparición de las competencias en nuestra legislación educativa, pensamos que la mayoría de los profesores las tienen en cuenta a la hora de enseñar, o al menos queremos creerlo. Sin embargo, no estamos tan convencidos de que en el proceso de evaluación, que habitualmente se lleva a cabo, estén presentes las competencias, pues en muchas ocasiones nos seguimos encontrando con pruebas de evaluación donde hay que contestar de forma memorística, sin aplicación práctica alguna. Por ello, resulta necesario que el profesorado se forme en la enseñanza y en la evaluación por competencias, porque es fundamental «enseñar a hacer” a los alumnos para favorecer su desarrollo integral y su participación en la sociedad. Además, como docentes, tenemos que diseñar instrumentos que nos permitan valorar lo que saben hacer los escolares y concretar su nivel de logro.

Tras más de una década hablando de competencias –primero básicas y luego clave–, consideramos que aún falta camino por recorrer. En nuestra opinión, no solo hay que seguir formando al profesorado para enseñar y evaluar por competencias, sino que hay que mejorar los sistemas de evaluación para fomentar que sean formativos y aporten la información necesaria para que los alumnos puedan mejorar.  

7 Mayo 2021 1
Sapere audae (atrévete a pensar)

LA EDUCACIÓN SEMIPRESENCIAL A DEBATE

LA EDUCACIÓN SEMIPRESENCIAL A DEBATE.

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

 

El curso pasado tuvo que clausurarse trabajando a distancia en la mayor parte de nuestro país. La realidad es que la COVID-19 ha generado una evidente revolución en todos los ámbitos sociales. Particularmente en el educativo, en especial al sector docente, le ha obligado a modificar su modo de trabajar para hacer compatible la enseñanza con las medidas sanitarias requeridas.

Cierto es que, tras el periodo estival, las comunidades autónomas afrontaron el inicio del curso actual (2020/2021) debatiendo, sobre todo para la etapa de secundaria, cuál sería la forma de enseñanza más acertada ante el panorama abundante de incertidumbres que se presentaba. Se barajaron distintas opciones, entre ellas la enseñanza semipresencial, alternativa que generaba muchas dudas, dado que las referencias que se tenían de cómo había funcionado la enseñanza online efectuada durante el confinamiento no eran altamente fiables, pues hay que reconocer que los resultados académicos reales fueron enmascarados. Por un lado, las dificultades de algunos alumnos y profesores con el manejo de las tecnologías y los fallos de las líneas de comunicación provocaron que el profesorado no fuese rigurosamente estricto en la evaluación; por otro lado, la “excesiva” ayuda con la que contaron muchos alumnos, brindada por sus familiares, en la realización de las tareas educativas, hicieron que desconozcamos los verdaderos niveles académicos conseguidos. 

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1 abril 2021 1
Sapere audae (atrévete a pensar)

EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LA ESCUELA

EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LA ESCUELA.

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

 

Con anterioridad a la pandemia ya se hablaba de la importancia de la educación emocional en los niños, incluso, en algún momento, se barajó la posibilidad de introducirla en el currículo escolar para enriquecer las competencias socioemocionales con la intención de beneficiar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Actualmente, la indeseada presencia de la COVID-19 ha causado gran impacto a nivel psicológico en todos los sectores de la población. Según el informe Promoción del bienestar socioemocional de los niños y los jóvenes durante la crisis (2020) de la Unesco, la falta de socialización, la pérdida de allegados, la clausura de los colegios prolongada más allá de tres meses, las difíciles situaciones por las que han pasado algunas familias tras perderse muchos puestos de trabajo, la imposibilidad de salir a la calle todo lo que se quiere, etc., ha generado respuestas emocionales negativas como: estrés, ansiedad, incertidumbre, temor…, en niños y en personas adultas. Esta sucesión de acontecimientos ha llevado a que, a nivel internacional, se apueste por trabajar las habilidades socioemocionales en toda la comunidad educativa sin exclusión, concerniendo tanto a profesores como alumnos y familias.

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1 Febrero 2021 2
Sapere audae (atrévete a pensar)

¿DÓNDE ESTA LA BRECHA DIGITAL?

¿DÓNDE ESTA LA BRECHA DIGITAL?.

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

 

El confinamiento ordenado por el Gobierno el mes de marzo del año pasado provocó que los alumnos y el profesorado realizaran gran parte del curso 2019/2020 a distancia, usando las tecnologías. Mucho se ha hablado desde entonces de la brecha digital. Es un asunto de gran importancia, las Tecnologías de la Información y de la Comunicación son fundamentales para la sociedad actual, acercan la información a los lugares más remotos, favorecen la comunicación ciudadana y ofrecen infinitas posibilidades de acción a nivel laboral.     

Es evidente que el proceso de digitalización no se está ejecutando de forma igualitaria por todo el mundo, los recursos, las prioridades y los intereses marcan las variadas políticas seguidas por cada país. Según el Instituto Nacional de Estadística, algo más del 90% de los hogares de España goza de acceso a Internet. Por tanto, y sin despreciar ese casi 10% de familias que no disfrutan de este acceso, creo que la brecha digital que afecta a los españoles incide fundamentalmente en el grado de conocimiento que cada uno posee para utilizarlas apropiadamente y sacarles el mayor fruto posible.      

 

Como profesora que trabaja en la enseñanza obligatoria y en la universitaria, he comprobado durante la pandemia que existen dificultades para manejar provechosamente las herramientas digitales que poseemos.

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