¿DÓNDE ESTA LA BRECHA DIGITAL?

1 Febrero 2021 2

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

El confinamiento ordenado por el Gobierno el mes de marzo del año pasado provocó que los alumnos y el profesorado realizaran gran parte del curso 2019/2020 a distancia, usando las tecnologías. Mucho se ha hablado desde entonces de la brecha digital. Es un asunto de gran importancia, las Tecnologías de la Información y de la Comunicación son fundamentales para la sociedad actual, acercan la información a los lugares más remotos, favorecen la comunicación ciudadana y ofrecen infinitas posibilidades de acción a nivel laboral.      

Es evidente que el proceso de digitalización no se está ejecutando de forma igualitaria por todo el mundo, los recursos, las prioridades y los intereses marcan las variadas políticas seguidas por cada país. Según el Instituto Nacional de Estadística, algo más del 90% de los hogares de España goza de acceso a Internet. Por tanto, y sin despreciar ese casi 10% de familias que no disfrutan de este acceso, creo que la brecha digital que afecta a los españoles incide fundamentalmente en el grado de conocimiento que cada uno posee para utilizarlas apropiadamente y sacarles el mayor fruto posible.      

Como profesora que trabaja en la enseñanza obligatoria y en la universitaria, he comprobado durante la pandemia que existen dificultades para manejar provechosamente las herramientas digitales que poseemos.

La Consejería de Educación de Castilla y León ofreció tarjetas SIM y dispositivos digitales a los estudiantes que no tenían acceso a la Red. También muchos colegios, institutos y universidades pusieron a disposición del alumnado tablets u ordenadores. Sin embargo, y a pesar de todo ello, hemos sufrido problemas en el momento de enviar y recibir entregas de ejercicios y trabajos, a la hora de establecer conexiones para hacer exámenes o mantener una clase, etc.

Pienso que la sociedad posee recursos digitales, pero no se sirve de ellos al completo porque desconoce su capacidad de funcionamiento. Los adolescentes y los universitarios “controlan” estupendamente las redes sociales y otras aplicaciones de ocio, pero, al mismo tiempo presentan graves carencias para navegar por la Red y usar los instrumentos digitales para la realización de tareas cotidianas o de su formación de manera óptima y segura.

El déficit de aprendizaje digital alcanza también a otros grupos poblacionales que, en este orden de cosas corren riesgo de exclusión social. Personas mayores e individuos que con menor formación tienen que hacer frente a las barreras digitales, cada día más profusas, que se le plantean cuando acuden a las distintas administraciones, bancos, tiendas o bares. Correo electrónico, certificado digital, código QR, etc., son términos o expresiones alejadas de su comprensión.

Volviendo al espacio educativo, creo que la verdadera brecha digital se manifiesta en la ausencia de instrucción digital o tecnológica en parte de la comunidad educativa. A día de hoy existen profesores, alumnos y familias que tienen serias limitaciones para efectuar trabajos que requieren un nivel informático básico, lo que supuso grandes problemas y sufrimientos durante el confinamiento.

Enviar correos electrónicos, buscar información en Google, conectarse a una clase online…, son actividades que se hacen desde un ordenador, pero también pueden ejecutarse desde un teléfono móvil con conexión a Internet. ¿Quién no tiene un teléfono con datos? No conozco la estadística al respecto, pero creo que son pocos, muy pocos, los progenitores o tutores de alumnos en enseñanzas obligatorias que carezcan de uno. Es esencial que nos demos cuenta de las verdaderas posibilidades que ofrecen los dispositivos digitales y que, hoy ya es tarde, intentemos realmente poner en marcha todas las funciones de las que están dotados.

Por todo ello considero que todas las escuelas deberían tener un plan de digitalización bien estructurado que incluyese a toda la comunidad educativa, primando en su desarrollo la formación de todos los colectivos integrados en la misma.

7 Mayo 2021 1
Sapere audae (atrévete a pensar)

LA EDUCACIÓN SEMIPRESENCIAL A DEBATE

LA EDUCACIÓN SEMIPRESENCIAL A DEBATE.

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

 

El curso pasado tuvo que clausurarse trabajando a distancia en la mayor parte de nuestro país. La realidad es que la COVID-19 ha generado una evidente revolución en todos los ámbitos sociales. Particularmente en el educativo, en especial al sector docente, le ha obligado a modificar su modo de trabajar para hacer compatible la enseñanza con las medidas sanitarias requeridas.

Cierto es que, tras el periodo estival, las comunidades autónomas afrontaron el inicio del curso actual (2020/2021) debatiendo, sobre todo para la etapa de secundaria, cuál sería la forma de enseñanza más acertada ante el panorama abundante de incertidumbres que se presentaba. Se barajaron distintas opciones, entre ellas la enseñanza semipresencial, alternativa que generaba muchas dudas, dado que las referencias que se tenían de cómo había funcionado la enseñanza online efectuada durante el confinamiento no eran altamente fiables, pues hay que reconocer que los resultados académicos reales fueron enmascarados. Por un lado, las dificultades de algunos alumnos y profesores con el manejo de las tecnologías y los fallos de las líneas de comunicación provocaron que el profesorado no fuese rigurosamente estricto en la evaluación; por otro lado, la “excesiva” ayuda con la que contaron muchos alumnos, brindada por sus familiares, en la realización de las tareas educativas, hicieron que desconozcamos los verdaderos niveles académicos conseguidos. 

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1 abril 2021 1
Sapere audae (atrévete a pensar)

EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LA ESCUELA

EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LA ESCUELA.

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

 

Con anterioridad a la pandemia ya se hablaba de la importancia de la educación emocional en los niños, incluso, en algún momento, se barajó la posibilidad de introducirla en el currículo escolar para enriquecer las competencias socioemocionales con la intención de beneficiar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Actualmente, la indeseada presencia de la COVID-19 ha causado gran impacto a nivel psicológico en todos los sectores de la población. Según el informe Promoción del bienestar socioemocional de los niños y los jóvenes durante la crisis (2020) de la Unesco, la falta de socialización, la pérdida de allegados, la clausura de los colegios prolongada más allá de tres meses, las difíciles situaciones por las que han pasado algunas familias tras perderse muchos puestos de trabajo, la imposibilidad de salir a la calle todo lo que se quiere, etc., ha generado respuestas emocionales negativas como: estrés, ansiedad, incertidumbre, temor…, en niños y en personas adultas. Esta sucesión de acontecimientos ha llevado a que, a nivel internacional, se apueste por trabajar las habilidades socioemocionales en toda la comunidad educativa sin exclusión, concerniendo tanto a profesores como alumnos y familias.

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1 noviembre 2020 1
Sapere audae (atrévete a pensar)

LA ESCUELA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO.

LA ESCUELA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO.

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

El cambio climático es uno de los problemas sociales que hay que afrontar de forma inmediata. Es evidente que no estamos cuidando el planeta y esto está generando consecuencias que provocan alteraciones en los ecosistemas, lo que repercute en la vida de las personas.

La comunidad científica ha dado la voz de alarma. Gracias a su labor, este tema cada vez está más presente en el día a día, pues en este momento está siendo tratado con frecuencia en los medios de comunicación y también está siendo fuente de debate en diferentes foros políticos. Ante esta situación, entendemos que la escuela debe comenzar por concienciar a los escolares para adquirir un compromiso social, puesto que la educación desempeña un cometido especial en este aspecto.

Consideramos que poner en conocimiento de los alumnos los efectos del cambio climático y la evolución de los mismos también es misión de las escuelas, ya que es un problema social que afecta globalmente. En este sentido, la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre cambio climático «Educación, Formación y Sensibilización del Público», señala que es necesario crear y fijar programas educativos que incorporen contenidos para favorecer la sensibilización sobre el cambio climático y sus consecuencias. Es imprescindible presentar la información de manera precisa y rigurosa para facilitar así la participación de los escolares y que adopten comportamientos adecuados, para lo que hay que prepararlos.

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