Autora: Maria Jose Daniel Huerta.
El tema de “acoso escolar” es un asunto que tenemos que aceptar como una responsabilidad de todos. En estos momentos es una cuestión que preocupa de forma especial en el ámbito educativo. Hace unos días el Ministerio de Educación hacía público que había detectado más de 5.500 posibles casos de acoso escolar en un año, lo que se ha podido comprobar gracias a las llamadas recibidas en el Teléfono contra el Acoso. Además, se indicaba que siete de cada diez casos se llevaban produciendo durante meses o incluso años, convirtiéndose estas situaciones de humillación y miedo en rutina para las víctimas.
A pesar de que cada vez se da más importancia a la convivencia y se dedica más tiempo para confeccionar y concretar los planes de convivencia y disciplina de los centros escolares, vemos que la cifra que se baraja sobre los posibles casos de acoso es bastante elevada.
Entre los más pequeños y los adolescentes surgen y se afrontan riñas, mofas y pequeños enfrentamientos, que, aunque hay que intentar evitarlos, podemos decir, entre comillas, que forman parte del ambiente pueril de los chicos y que suelen ser fruto del egocentrismo, el liderazgo o la competitividad, entre otros. En la mayoría de ocasiones, para que las cosas vuelvan a la normalidad y cesen algunas conductas no deseadas, es suficiente con llamar la atención, reflexionar respecto a lo sucedido o bien proponer un castigo o sanción en función de la gravedad de los hechos.
No obstante, ciertas situaciones ofensivas son difíciles de percibir y a menudo no se denuncian por miedo, lo que provoca que las víctimas sufran en solitario llegando a vivir momentos insostenibles. En este sentido, cuando se generan comportamientos agresivos con la intención de hacer daño, persisten en el tiempo y van acompañados de abuso de poder, se considera acoso. Por la información que llega al Teléfono contra el Acoso, es evidente que estos casos existen.
Ante un desencuentro entre niños hay que intervenir para solucionar el problema, pero también es verdaderamente importante enseñar acciones y cauces para mitigarlo o solventarlo por sí mismos. Bajo esta perspectiva, consideramos que es necesario que los centros escolares realicen propuestas para formar a toda la comunidad educativa en temas relacionados con la empatía, la solidaridad, el respeto, el diálogo y la mediación, con el propósito de evitar conflictos y aprender a resolverlos de forma pacífica en caso de existir.
Desde nuestro punto de vista, entendemos que es imprescindible concienciar a los alumnos de que las disputas y los enfrentamientos están presentes en la vida cotidiana y hay que aprender a convivir con ello, es decir, han de ser capaces de proponer soluciones frente a situaciones de desencuentro o desafiantes, en vez de buscar culpables o responder de forma agresiva.
Estamos de acuerdo que frente al acoso no podemos mostrarnos indiferentes, y mucho menos en la escuela, pero hay que analizar los casos, pues tampoco se pueden denunciar como acoso situaciones donde las conductas violentas o de desencuentro se han producido de forma espontánea y esporádica, y muchas veces ni siquiera existe abuso de poder, ya que se generan entre iguales que mantienen condiciones similares.
Podríamos preguntarnos si en la actualidad hay más casos de hostigamiento que hace algunos años, cosa que es difícil responder, ya que hoy en día salen a luz más casos debido a la puesta en funcionamiento del Teléfono del Acoso y a lo mediático que es el tema, pero realmente desconocemos si se producen más o menos situaciones de este tipo. Independientemente de las comparativas que se puedan establecer, lo cierto es que, si consideramos la cifra de posibles casos de acoso que apunta el Ministerio de Educación, 5.557, nos parece que son demasiados y que cada vez se dan a conocer más sucesos que han sido constatados a través de los medios de comunicación y que en muchas ocasiones no han tenido un buen final.
Ahora bien, si en los centros educativos se realizan actividades de prevención, se ofrecen charlas informativas y formación en mediación educativa por qué el acoso escolar está tan presente en nuestras aulas. La experiencia nos dice que la falta de habilidades sociales, la sobreprotección, las redes sociales y el mal uso que se hace de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación tienen mucho que ver, pues el daño que se hace a través de las mismas cuando se difama, insulta o humilla a alguien y se publica, se puede hacer viral y desvirtuar la realidad. Nos parece que estos son otros aspectos a tener en cuenta sobre los que hay que trabajar. Por supuesto, los educadores tienen que seguir concienciando a los alumnos para que los casos de acoso disminuyan y se puedan detectar lo antes posible.