Autora: Maria Jose Daniel Huerta.
Una de las funciones del docente es permanecer en continua formación para poder enseñar y educar teniendo en consideración las posibles necesidades y demandas futuras de los alumnos. Hemos de prever el futuro próximo. Si bien, no es fácil enseñar pensando en el futuro, pues a menudo es incierto. En este sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), fundada en 1961 e integrada actualmente por 36 países, ha elaborado un informe titulado Tendencias que transforman la educación 2019 en el que se identifican las principales inclinaciones políticas, económicas, sociales y tecnológicas con la intención de profundizar en la incidencia que tendrán en el futuro sobre la educación. Con este planteamiento se pretende potenciar la reflexión para confeccionar las mejores estrategias y poder afrontar con seguridad y firmeza los desafíos venideros.
La OCDE señala que es clave analizar el futuro de la educación teniendo presentes las tendencias globales de la sociedad, ya que es necesario para asegurar el desarrollo integral de los alumnos y formar individuos competentes que puedan desenvolverse con libertad y soltura en la vida.
Según esta organización internacional, el incremento económico ha supuesto un crecimiento de la clase media. Hecho que ha disparado el consumo, surgiendo así nuevos retos a los que hacer frente, como es el caso del mantenimiento de ciertos recursos cuya sobreutilización provocará su agotamiento. Ante esta situación, la educación puede abordar temas muy importantes como son: la desigualdad, el consumismo, el cambio climático, la diversidad…
Otros aspectos que se destacan en el informe mencionado son: la facilidad con la que hoy en día accedemos a la información, la seguridad de las personas como derecho básico, la calidad de vida y la diversidad actual. Sabemos que los avances a nivel tecnológico nos permiten obtener gran cantidad de información prácticamente de forma inmediata, pero hemos de ser conscientes que en muchos casos no existe garantía de que la información consultada sea veraz, por ello es preciso preparar a los alumnos para realizar un uso adecuado de las nuevas tecnologías, contrastando la información y favoreciendo su participación social de forma ética.
La seguridad es un derecho que está recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Desde el ámbito de la educación se puede velar por la misma, proponiendo alternativas para paliar los riesgos que la desafían y preparando a los estudiantes para oponerse con la resistencia suficiente a los contratiempos que acontezcan.
La OCDE también contempla que la esperanza de vida ha aumentado, por lo que no puede mantenerse al margen. Habrá entonces que propiciar un aprendizaje activo que contribuya al bienestar de las personas, mediante el cual se sientan implicadas a lo largo de su vida.
Vivimos en un mundo diverso, realidad sobre la que la OCDE igualmente advierte. Las personas cada vez viajan más, transformando la sociedad en un ente global. Pero los elementos de esa globalidad se van haciendo más individualistas. Por ello, para favorecer la convivencia y la armonía del conjunto, es preciso educar en valores e insistir en la ética de las personas.
En conclusión, el informe Tendencias que transforman la educación 2019 de la OCDE, presentado en el marco del Foro Mundial de la Educación, establece que para educar en el futuro son necesarias políticas educativas que reflexionen sobre la evolución de la sociedad, que integren a todo el alumnado, que ofrezcan diferentes oportunidades de formación a lo largo de la vida y que aprovechen las posibilidades de las tecnologías de la información y la comunicación. Es evidente que todo esto implica cambios, por lo que los docentes debemos estar preparados y apostar por una educación en continua transformación, inclinándonos por educar según la demanda social, lo que supone, por supuesto, una modificación de la formación inicial y continua del profesorado, circunstancia que las políticas educativas deben observar.