LA EDUCACIÓN SEMIPRESENCIAL A DEBATE

7 Mayo 2021 1

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

El curso pasado tuvo que clausurarse trabajando a distancia en la mayor parte de nuestro país. La realidad es que la COVID-19 ha generado una evidente revolución en todos los ámbitos sociales. Particularmente en el educativo, en especial al sector docente, le ha obligado a modificar su modo de trabajar para hacer compatible la enseñanza con las medidas sanitarias requeridas.

Cierto es que, tras el periodo estival, las comunidades autónomas afrontaron el inicio del curso actual (2020/2021) debatiendo, sobre todo para la etapa de secundaria, cuál sería la forma de enseñanza más acertada ante el panorama abundante de incertidumbres que se presentaba. Se barajaron distintas opciones, entre ellas la enseñanza semipresencial, alternativa que generaba muchas dudas, dado que las referencias que se tenían de cómo había funcionado la enseñanza online efectuada durante el confinamiento no eran altamente fiables, pues hay que reconocer que los resultados académicos reales fueron enmascarados. Por un lado, las dificultades de algunos alumnos y profesores con el manejo de las tecnologías y los fallos de las líneas de comunicación provocaron que el profesorado no fuese rigurosamente estricto en la evaluación; por otro lado, la “excesiva” ayuda con la que contaron muchos alumnos, brindada por sus familiares, en la realización de las tareas educativas, hicieron que desconozcamos los verdaderos niveles académicos conseguidos.

La opción de llevar a cabo una enseñanza semipresencial a partir de 3º ESO buscaba como objetivo bajar la ratio de estudiantes por aula y minimizar el contacto entre el alumnado para garantizar la seguridad sanitaria, evitando la proliferación de los contagios. La propuesta que ofrecían unas comunidades autónomas era la de dividir los alumnos de cada aula en dos grupos, los cuales asistirían alternativamente, bien por días, bien por semanas, a las clases. Mientras uno de los grupos recibía la formación de manera presencial, el otro grupo la obtendría vía telemática.

Es indiscutible que cuanto menor es el número de personas en un aula, las probabilidades de transmisión de la coronavirus disminuyen. También la enseñanza semipresencial acercaría una meta por la que el profesorado lleva luchando largo tiempo, la reducción de escolares por aula permitiría una atención más individualizada, lo que nos lleva a creer que elevaría el aprendizaje. A grandes rasgos, todo ello favorecería, entre otras cosas, las habilidades tecnológicas de los alumnos, mejorando la comunicación a través de la Red y aumentando su autonomía. Igualmente, en los Centros la capacidad de organización debería mejorar.

No obstante, para que la enseñanza semipresencial funcionase convenientemente el centro educativo habría de contar con una instalación tecnológica potente. Los alumnos en sus casas tendrían que poder ver y oír correctamente las explicaciones del profesor, así como lo que escribiese en la pizarra. Por su parte, el alumnado también precisaría de los dispositivos digitales necesarios, buena conexión a Internet y un espacio adecuado para seguir las clases, o comunicarse con sus compañeros. Aun así, la resolución de las dudas que se les presentase a los escolares sería más difícil de resolver que presencialmente, más aun cuando se tratase de alumnos con necesidades educativas especiales. Hay que tener en cuenta que los recursos informáticos aptos son costosos y no seguir correctamente la clase online puede provocar estrés y ansiedad en los estudiantes. Además, hay que advertir la complejidad de gestionar una clase con alumnos en casa y alumnos en el aula. Seguramente, en ocasiones, los profesores habrían de proponer distintas actividades a los dos grupos de trabajo, estando ocupados un mayor número de horas.

Para la presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), Leticia Cardenal, la estructura de una educación semipresencial no es operativa para las familias porque genera desigualdades entre los alumnos, y no solo a nivel de equipamiento tecnológico, sino también por parte de los familiares, pues en muchos casos la formación virtual que poseen es muy limitada.          

Si bien la enseñanza semipresencial pudiera disponer de algunas ventajas educativas, consideramos que en la medida de lo posible, siempre valorando la situación sanitaria, la enseñanza obligatoria debe desarrollarse de forma presencial, forma con la que los docentes reciben un feedback directo de sus alumnos. De esta manera pueden observar  in situ la cara y gestos del alumno ante una explicación y comprobar al instante si la entiende o no, pueden valorar si está despistado o presta la óptima atención, si realiza por sí mismo los trabajos solicitados, si pudiera estar envuelto en un caso de acoso o tener otros problemas extraescolares…   

1 abril 2021 1
Sapere audae (atrévete a pensar)

EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LA ESCUELA

EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LA ESCUELA.

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

 

Con anterioridad a la pandemia ya se hablaba de la importancia de la educación emocional en los niños, incluso, en algún momento, se barajó la posibilidad de introducirla en el currículo escolar para enriquecer las competencias socioemocionales con la intención de beneficiar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Actualmente, la indeseada presencia de la COVID-19 ha causado gran impacto a nivel psicológico en todos los sectores de la población. Según el informe Promoción del bienestar socioemocional de los niños y los jóvenes durante la crisis (2020) de la Unesco, la falta de socialización, la pérdida de allegados, la clausura de los colegios prolongada más allá de tres meses, las difíciles situaciones por las que han pasado algunas familias tras perderse muchos puestos de trabajo, la imposibilidad de salir a la calle todo lo que se quiere, etc., ha generado respuestas emocionales negativas como: estrés, ansiedad, incertidumbre, temor…, en niños y en personas adultas. Esta sucesión de acontecimientos ha llevado a que, a nivel internacional, se apueste por trabajar las habilidades socioemocionales en toda la comunidad educativa sin exclusión, concerniendo tanto a profesores como alumnos y familias.

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1 Febrero 2021 2
Sapere audae (atrévete a pensar)

¿DÓNDE ESTA LA BRECHA DIGITAL?

¿DÓNDE ESTA LA BRECHA DIGITAL?.

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

 

El confinamiento ordenado por el Gobierno el mes de marzo del año pasado provocó que los alumnos y el profesorado realizaran gran parte del curso 2019/2020 a distancia, usando las tecnologías. Mucho se ha hablado desde entonces de la brecha digital. Es un asunto de gran importancia, las Tecnologías de la Información y de la Comunicación son fundamentales para la sociedad actual, acercan la información a los lugares más remotos, favorecen la comunicación ciudadana y ofrecen infinitas posibilidades de acción a nivel laboral.     

Es evidente que el proceso de digitalización no se está ejecutando de forma igualitaria por todo el mundo, los recursos, las prioridades y los intereses marcan las variadas políticas seguidas por cada país. Según el Instituto Nacional de Estadística, algo más del 90% de los hogares de España goza de acceso a Internet. Por tanto, y sin despreciar ese casi 10% de familias que no disfrutan de este acceso, creo que la brecha digital que afecta a los españoles incide fundamentalmente en el grado de conocimiento que cada uno posee para utilizarlas apropiadamente y sacarles el mayor fruto posible.      

 

Como profesora que trabaja en la enseñanza obligatoria y en la universitaria, he comprobado durante la pandemia que existen dificultades para manejar provechosamente las herramientas digitales que poseemos.

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1 noviembre 2020 1
Sapere audae (atrévete a pensar)

LA ESCUELA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO.

LA ESCUELA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO.

Autora: Maria Jose Daniel Huerta.

El cambio climático es uno de los problemas sociales que hay que afrontar de forma inmediata. Es evidente que no estamos cuidando el planeta y esto está generando consecuencias que provocan alteraciones en los ecosistemas, lo que repercute en la vida de las personas.

La comunidad científica ha dado la voz de alarma. Gracias a su labor, este tema cada vez está más presente en el día a día, pues en este momento está siendo tratado con frecuencia en los medios de comunicación y también está siendo fuente de debate en diferentes foros políticos. Ante esta situación, entendemos que la escuela debe comenzar por concienciar a los escolares para adquirir un compromiso social, puesto que la educación desempeña un cometido especial en este aspecto.

Consideramos que poner en conocimiento de los alumnos los efectos del cambio climático y la evolución de los mismos también es misión de las escuelas, ya que es un problema social que afecta globalmente. En este sentido, la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre cambio climático «Educación, Formación y Sensibilización del Público», señala que es necesario crear y fijar programas educativos que incorporen contenidos para favorecer la sensibilización sobre el cambio climático y sus consecuencias. Es imprescindible presentar la información de manera precisa y rigurosa para facilitar así la participación de los escolares y que adopten comportamientos adecuados, para lo que hay que prepararlos.

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