Autora: Inés Olivera Crego.
Comenzamos el mes con una fecha muy especial el día de las ánimas, el día de todos los santos, , Halloween, All hallows eve¨… o para muchos también, la noche de las Brujas.
Como muchos sabréis, tiene origen pagano. Los celtas, esos pobladores de nuestra península anteriores a los romanos, entre los que destacan los irreductibles numantinos lo denominaban Samhain. Celebraban con la luna llena, el final del verano, de las cosechas, el comienzo de los días de noches largas y de quedarse junto a la lumbre en casa. En esos tiempos pasados, creían que en la noche de las ánimas, los antepasados salían del inframundo a través de los tejos y recorrían los pueblos llevándose a su mundo a quien encontraran vivo a su paso.
Si habéis estado atentos, habréis deducido que la planta del mes es el tejo o Taxus baccata un árbol de hojas perennes, no se caen en invierno, de color verde brillante cuya disposición en espiral, pero de apariencia, opuestas de dos en dos, recuerda un poco a una pluma. Seguro que os estáis preguntando por qué los celtas creían que sus antepasados saldrían por un tejo. No se sabe con seguridad, así que se plantean diferentes razones ¿Quizá porque se hacían arcos y flechas con su madera flexible y resistente?¿Quizá porque se mantiene verde en invierno y da frutos en otoño, se le relaciona con esta transición oscura, y por tanto con la muerte? ¿Quizá porque es capaz de renacer dentro de la corteza muerta de otro tejo? ¿O más bien porque es una planta muy venenosa? ¿Venenosa? Sí, toda la planta contiene veneno, excepto el arilo rojizo que envuelve a la semilla; es con esa cobertura comestible se puede hacer un jarabe para la tos, pero ¡cuidado que no caiga o se roce ninguna semilla! el último rey de los Eubones, un pueblo celta galo, se suicidó con ¨zumo de tejo¨, para no caer en manos del César.
Según Fray Lorenzo, la clave está en la dosis. Aunque a Romeo y Julieta no les salió bien la jugada, en parte la hipótesis de Fray Lorenzo es cierta, la clave de muchos venenos es la dosis y de los tejos, se puede aislar el taxol que se ha usado en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer. Evidentemente, no os voy a recomendar que probéis los frutos del tejo, ni que intentéis sintetizar el taxol por vuestra cuenta.
Lo que sí me gustaría compartir aquí, es la medicina alternativa del mes: la teoría de la memoria del agua, o la Homeopatía de Samuel Hahneman que en 1796 propuso ¨similia similibus curentur¨ es decir, que lo similar cura lo similar o la mancha de una mora negra, se quita con una verde.
Se basa en que si tomamos la causa de una enfermedad o veneno, lo diluimos en agua, lo volvemos a diluir en agua y así hasta que no podamos detectar molécula ninguna del veneno o enfermedad, ese agua nos ayudará a curarnos, ya que conservará en su estructura la información necesaria para librarnos de ese mal.
Suena un poco raro, ¿no? Por eso y porque sus hipótesis no son demostrables, ya que sus efectos curativos a gran escala no han demostrado ser superiores al efecto placebo, se la considera una pseudociencia,
Pero por otro lado… ¡viva el efecto placebo! Según esto, nuestra mente parece ser la clave para ayudar en la curación de enfermedades para las que la medicina actual no tiene cura o lo que es peor, problemas de los que se desconoce la causa… todos esos diagnósticos apodados de idiopáticos. En estos casos, en los que no hay ni cura ni diagnóstico… ¿por qué no probar con ese efecto placebo?
Los remedios homeopáticos se comercializan en muchas farmacias en forma de perlitas de azúcar con diferentes unidades de veneno, así, el veneno de abejas puede ayudar en los casos de fuertes dolores de estómago y el tejo en casos de impaciencia y falta de concentración. Puesto que se trata de venenos, es importante nunca superar la dosis que te recomiende el homeópata.
Para olvidarnos de venenos y continuar con un trimestre felices y animados, os propongo la receta del mes, y para ello: ¿qué hay ahora en nuestro huerto?
Es el momento de las berenjenas, los calabacines, el final de los tomates… y las calabazas, con las que adornamos la casa y con las que podemos hacer una crema que nos caliente la barriga y nos mantenga el bronceado. Tiene muchas vitaminas y por ello función antioxidante, es decir, que previene que nuestras células hagan cosas raras como dividirse sin permiso.
Además de todos los usos culinarios que se os ocurran ¿qué más podemos hacer con los restos del vaciado de la calabaza? Podemos hacernos una mascarilla para la cara, que además ayude a disimular alguna arruguita o las manchas del sol.
Mezcla una cucharada de puré de calabaza con media cucharada de miel (mejor que no sea de romero, o roble que oscurece) media cucharada de aceite de oliva y unas gotitas de zumo de limón. Lo dejas actuar 15 o 20 minutos y te lavas bien la cara después, o incluso ducha para eliminar los restos del pelo.
A disfrutad y sed felices!