Autora: Carmen Esparcia Arnedo
-“Profe no puedo hacer la clase de Educación Física porque me duele la espalda”…cARMEN
-“¿Qué tipo de deporte haces en tu tiempo libre?”
– “Pues sigo a una influencer. Hago ejercicios con balones medicinales y kettlebells en casa”…
¿Saben los adolescentes gestionar la enorme cantidad de información que está disponible en las redes sociales? En ocasiones vemos que no tienen los conocimientos suficientes como para saber seleccionar la que es adecuada para ellos y para desechar la que tiene contenido erróneo, con lo que las consecuencias sobre la salud pueden ser catastróficas y la obsesión por tener un cuerpo de acuerdo a la imagen modelo que se fomenta actualmente genera prácticas deportivas inadecuadas que pueden encontrar su origen en alteraciones relacionadas con la percepción de su imagen corporal.
La imagen corporal es la representación mental que hacemos del cuerpo y se convierte en un elemento de gran importancia para la formación de la personalidad y el desarrollo psicológico y social de los adolescentes. Es en esta etapa de la adolescencia en la que encontramos que muchas veces esta imagen corporal se encuentra distorsionada, percibiendo su propio cuerpo como más voluminoso o desproporcionado dando lugar en ocasiones a desórdenes en la alimentación, con lo que apreciamos comportamientos tan alarmantemente comunes como la anorexia y la bulimia asociados trastornos de la imagen corporal.
Pero, ¿qué más complicaciones derivadas encontramos como consecuencia de un desajuste en la imagen corporal? Entre ellas se pueden destacar los problemas de autoestima y autoconcepto, que son generadores de inseguridades y pueden desembocar en dificultades en relaciones sociales saludables y otras como las prácticas deportivas contraindicadas para tratar de conseguir “el cuerpo perfecto”.
En este sentido, la búsqueda de esa imagen prototipo lleva a nuestros alumnos a realizar actividades físicas totalmente contrarias a las recomendadas para su estadio de desarrollo provocando lesiones a nivel articular y muscular y causando alteraciones que provocan a largo plazo patologías posturales que se pueden complicar enormemente.
Podemos ver que la industria que se ha generado en torno a este culto al cuerpo nos muestra vídeos e imágenes de chicos y chicas delgados que esculpen su cuerpo en el gimnasio y esto a veces puede suponer un problema porque amplifica los posibles trastornos de imagen corporal. La insatisfacción de algunos adolescentes hacia su forma corporal, les lleva a muchos de ellos a seguir el ejemplo que ofrecen los influencers en las redes sociales y que, lamentablemente, no siempre son adecuados o el público al que va dirigido no son personas de 12 a 16 años.
¿QUÉ EJERCICIOS SON ESPECIALMENTE PELIGROSOS?
Entre las prácticas físicas que encontramos en diferentes canales de Youtube o cuentas de Instagram o Facebook y que son potencialmente peligrosas para alumnos en edad de desarrollo, se pueden observar:
– Ejercicios de fuerza utilizando cargas máximas o muy elevadas (uso de pesas, mancuernas, kettlebells, balones medicinales…).
– Ejercicios localizados en un solo grupo muscular o segmento corporal.
– Abuso de ejercicios unilaterales, es decir, ejercicios realizados sobre un solo lado sin alternar con ejercicios que trabajen el otro.
– Excesivo número de repeticiones.
– Ejercicios realizados con “rebotes” y carga externa o muy explosivos, con cambios bruscos de dirección.
– Ejercicios donde predominan las posiciones mantenidas soportando peso (isométricos). Aquí son especialmente contraindicados, los que implican la zona cervical (por ejemplo los ejercicios mantenidos de brazos por encima de los hombros) o la zona lumbar.
– Ejercicios donde no se cuida la postura (por ejemplo sentadillas con hiperflexión de rodillas) y más especialmente donde no se respetan las curvaturas de la columna vertebral (es decir, ejercicios en hiperextensión cervical o lumbar o ejercicios de hipercifosis dorsal, rotaciones de columna con peso…).
Pero estos son sólo algunos ejemplos de lo que podemos ver en estos canales. Entre nuestros alumnos existe el pensamiento erróneo de que, cuanto más peso levantes, más rápido vas a conseguir el resultado deseado. Y es que el peligro está en que, además de levantar cargas por encima de lo recomendable para una persona de su edad, esa carga la levantan de forma repetitiva y sin que nadie supervise la correcta ejecución o su postura corporal y una zona muy castigada, es la zona lumbar. No es la primera vez que una alumna me comenta en clase que le duele la espalda, y, al preguntarle sobre el deporte o práctica deportiva que hace, me responde que sigue a una influencer y que hace ejercicios con cargas externas muy elevadas, y estamos hablando de alumnos y alumnas de primer ciclo de ESO.
Este fenómeno está presente en nuestras aulas y hay que saber detectarlos y prevenirlos a tiempo, precisamente para evitar lesiones que puedan dar mayores problemas que un dolor de espalda.