Autora: Carmen Esparcia Arnedo
-¿Por qué ya no practicas deporte por las tardes?
-No tengo tiempo, tengo mucho que estudiar, mis padres me han desapuntado…
Muchos alumnos en la ESO dejan de practicar los deportes que venían entrenando desde hace años ¿Por qué? Su razonamiento es que deben estudiar por las tardes, ya que la carga lectiva en la Educación Secundaria Obligatoria es mayor y más exigente que en la enseñanza Primaria.
La neurociencia nos evidencia que se está incurriendo en un error, ya que el ejercicio físico resulta fundamental para un adecuado desarrollo cognitivo además de que éste es un gran facilitador del estudio, pues mejora la atención y la concentración, así como las funciones ejecutivas del cerebro. Multitud de investigaciones empíricas nos han demostrado que el deporte no actúa en detrimento del aprendizaje, sino más bien al contrario. Veamos de manera más concreta qué beneficios aporta la actividad física al cerebro:
– Aumenta la vascularización cerebral, con lo que permite la llegada de nutrientes a las neuronas, mejorando su funcionamiento.
– Incrementa la plasticidad neuronal, posibilitando una mayor flexibilidad cognitiva, necesaria en la resolución de problemas nuevos y la adaptación a las situaciones cambiantes del entorno.
– Mejora la memoria explícita y se optimiza la memoria de trabajo, un tipo de memoria que interviene en la realización de tareas cognitivas que requieren cierto grado de reflexión y razonamiento.
– Con el ejercicio físico se segregan neurotransmisores como la serotonina, noradrenalina y dopamina que suponen una mejora en el estado de alerta, la motivación y la atención ejecutiva.
– Estos neurotransmisores además provocan una disminución del estrés, uno de los principales responsables del “bloqueo mental”.
– Se mejoran las funciones ejecutivas del cerebro, como el autocontrol y, por ende, la conducta. El autocontrol es especialmente importante dada su influencia en los procesos emocionales, los cuales afectan directamente al rendimiento académico.
Además los beneficios del ejercicio físico son acumulativos, no solo están presentes en la etapa de desarrollo, pues inciden en la llamada “reserva cognitiva”; así, mediante la actividad física prevenimos enfermedades neurodegenerativas tales como el Alzheimer.
Vemos que existen múltiples beneficios a nivel académico, pero ¿Qué tipo de ejercicio físico resulta más beneficioso? Las investigaciones en este campo han demostrado que el ejercicio físico aeróbico a intensidad moderada tiene enormes beneficios. Asimismo se han demostrado efectos positivos en condiciones anaeróbicas.
Por otra parte, se pone de manifiesto la necesidad de cambiar los entornos de aprendizaje, por ejemplo, la realización de ejercicio físico en el entorno natural, sin olvidar los parones correspondientes durante las clases, abogando por un tipo de metodología activa que incluya preferiblemente un componente lúdico (que producirá un aumento de la motivación intrínseca del estudiante), donde el discente no sea un receptor pasivo de la información sino que se le permita moverse, ya que la atención es un recurso limitado y es erróneo pensar que la disposición del alumno va a ser continua durante periodos de tiempo tan prolongados si permanece quieto y más aún si en el aula se utiliza el tradicional método expositivo como el principal.
Los deportes colectivos también supondrán un buen entrenamiento de las funciones ejecutivas del cerebro, debido a las decisiones continuas que se toman en consonancia con otros compañeros y a la incertidumbre que genera el medio, así como deportes donde se requiere de una mayor actividad mental, como en la práctica de artes marciales.
¿En qué momento es mejor realizar la actividad física para obtener los mayores beneficios?
Los beneficios serán mayores si la actividad física se realiza antes del esfuerzo cognitivo (ya sea en el aula o en el tiempo dedicado al estudio por las tardes), mejorando su disposición, atención y concentración. Cabe resaltar asimismo la necesidad de realizar descansos activos en el estudio y en el aula. Se ha demostrado que parones de únicamente 4 minutos donde se realiza ejercicio físico producen un incremento significativo de la atención y el desempeño en la tarea.
¿Cómo es posible que aún les privemos de estos beneficios?
Resulta evidente que no es una buena idea erradicar del currículo o dedicar tan poco tiempo a las clases de Educación Física (se siguen manteniendo en el currículum solamente dos horas a la semana en esta área en la Educación Secundaria) cuando sabemos que mejoran nuestra salud física, emocional y mental y se imparte por personas cualificadas para ello. Es necesario que el sistema educativo priorice el movimiento como parte fundamental para la salud y como parte de la mejora académica del alumnado, pero hasta entonces, serán las familias las principales responsables de fomentar una continuidad de la actividad física en horario extraescolar y asegurarse de la cualificación de las personas que lo dirigen.
Quizá debamos pensarlo dos veces antes de conceder más tiempo al estudio a base de suprimir la práctica deportiva. Son dos aspectos totalmente compatibles y privar a los jóvenes de ella, cuyo cerebro experimenta un periodo sensible de desarrollo, puede suponer la pérdida de una gran cantidad de beneficios que se mantienen a lo largo de toda la vida.
Los estudiantes ¡No pierden tiempo realizando deporte!
