Autora: Rosa Fernández Pérez.
“La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir”.
Zygmunt Bauman
Una pequeña reflexión por el mundo “liquido” que retrata Zygmunt Bauman en sus libros y teorías. Zygmunt Bauman fue un sociólogo polaco y profesor en varias Universidades. Es conocido a nivel mundial por sus teorías sobre la “modernidad líquida”. Según Bauman: “Los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran; mientras, los líquidos no son uniformes y se transforman constantemente: fluyen”. En estos tiempos actuales todo es voluble, parecen no existir proyectos acabados, ni referentes, ni valores, ni vínculos a los que aferrarse y por tanto, una incertidumbre continua. Todo lo que tenemos es cambiante y con fecha de caducidad. Esta situación nos lleva a buscar nuestra identidad continuamente, y tomando decisiones en las que creemos tener una “gran libertad”, aunque realmente este mundo actual globalizado está estrechamente controlado.
Analicemos esta “codiciada libertad” de la que parecemos disfrutar en este mundo “líquido”:
Nuestras vidas necesitan una inmediatez, que junto con la incertidumbre que tenemos en todos los parámetros de nuestra existencia, nos va produciendo cada vez más ansiedad. Esta sensación parece calmarse con el “consumismo”. Esta acción parece ser la expresión de una diferenciación personal. ¿el consumo es el que nos diferencia? Reflexionemos sobre ello: pensemos en lo último en moda: “colección nueva para la temporada de verano”; lo último en móviles “el nuevo e-phone”; lo último en juguetes, etc… La adquisición de estos deseos parece hacernos sentir incluidos y aceptados por parte de la sociedad en la que nos encontramos. Este deseo también responde al siguiente llamamiento que se nos hace: “Date prisa en comprar porque no hay tiempo que perder”. Y no solo eso, “Usted elige este producto porque es realmente libre de poder hacerlo”.
¿Realmente en esto se basa nuestra libertad?
Hay muchas definiciones de lo que es la libertad, pero en general, podemos precisar que es la capacidad de autodeterninarse, de responsabilizarse de las decisiones del futuro y de solventar, por uno mismo, los problemas que le invaden. A partir de esta definición pensemos cuál es nuestra libertad actual.
El mundo laboral en esta vida “líquida”:
El trabajo en este sistema económico presente, parece que no es la satisfacción personal de desarrollarnos en la materia que nos gusta, ni un medio de lograr seguridad e independencia, y, no solo eso, ya que, en numerosas ocasiones, no nos ofrece ni los medios suficientes para vivir. Los negocios, las empresas globalizadas y todo el sistema del mercado, están produciendo unos trabajos cada vez más precarios, donde el sueldo laboral no es garantía de bienestar ni de subsistencia. Las empresas se han vuelto tan poderosas que han ocupado y privatizado todo el mundo político y social. Este poder adquirido por las grandes compañías empresariales produce deslocalización de la producción, flexibilización y desregularización del mercado laboral, además de la pérdida clara del poder de negociación de los trabajadores. En esta sociedad líquida el compromiso es lo primero que falla, nadie quiere compromiso a largo plazo sino le aporta seguridad. Como dice Zygmunt Bauman, “Estamos presionados constantemente por dos valores opuestos y necesarios: libertad y seguridad. La seguridad sin libertad nos convierte en esclavos.”
El Estado, en esta sociedad en la que nos encontramos, no salvaguarda los derechos y libertades de los ciudadanos. Esto es así porque es el capital es el centro, tanto de la vida pública como privada.
Los migrantes en este mundo “líquido”
Los migrantes son aquellas personas a los que Bauman define en su libro como: “Extraños llamando a la puerta”. Estos sujetos que en los tiempos actuales se han convertido en la mayor amenaza de la vida occidental. Este peligro tan grande del que esta sociedad occidental quiere escapar son: niños ahogados huyendo de sus hogares, personas que no tienen que comer, que buscan refugio de la brutalidad de las guerras y del hambre, son hombres y mujeres que han sido privados de su tierra porque una multinacional de los países desarrollados se la ha arrebatado, jóvenes que quieren estudiar, y vivir dignamente.
Para nuestra sociedad actual estas personas representan miedo e intranquilidad. Son algo diferente a los estamos acostumbrados a ver. Nos recuerdan que la vida puede ser diferente a la que poseemos, que somos frágiles y lo podemos perder todo. Nos evoca que podemos ser víctimas de guerras, de catástrofes ambientales, de persecuciones, de bancarrota económica o de un lugar sin futuro.
Nos pone delante de nuestros ojos una responsabilidad en la que no anhelamos pensar ni queremos plantearnos. Así, hemos de remediar este escenario lleno de extraños que aparecen en nuestras tierras. ¿Cómo lo hacemos?. Simplemente echándolos y convenciéndonos a nosotros mismos que, “algo mal habrán hecho” y que no los queremos aquí. En definitiva, son una invasión para nuestra “tranquilidad” y “aparente buena vida”.