Autor: Cesar Benito Gonzalez.
Después de reconocer el papel de las distintas esferas implicadas en el proceso de desarrollo y aprendizaje de la infancia, y de su insustituible valor, voy a plantear unas propuestas prácticas para lograr una mejor integración de los agentes educativos y sus potencialidades. Existen muchas publicaciones y referencias en la red de experiencias ejemplares y buenas prácticas referidas a proyectos o iniciativas orientadas a la integración de la escuela, la familia y la comunidad. Pero en esta ocasión no voy a hacer una recopilación de las mismas. El objetivo más bien es que la lectura de estas orientaciones generales sirva para motivar la asunción de los preceptos que subyacen a esta propuesta, y la política de cada centro y el trabajo de cada profesional de la educación esté impregnado de los mismos. Es imprescindible asumir la consideración de las familias como agentes educativos primeros de sus hijos e hijas, valorando su aportación y criterio. Para ello familia y comunidad deben ser entendidos como elementos centrales del proyecto educativo del centro, incorporando en todos sus documentos organizativos el reconocimiento y valoración de su contribución.
Los próximos artículos están orientados a la descripción de diversas consideraciones a tener en cuenta para la construcción de dinámicas positivas de relación y participación de las familias en los centros escolares, dentro de su comunidad. Para ello en cada uno de los artículos haré referencia a uno de los factores considerados más influyentes en este sentido. El primero de esos factores es el relacionado con los espacios del centro y su entorno. Se trata de un factor contextual sobre el que la escuela no tiene gran capacidad de decisión pues son elementos estructurales o de competencia de la administración local y regional, como la arquitectura del edificio, su distribución, el patio… Pero la escuela sí puede decidir sobre otras cuestiones, como los usos o su acondicionamiento. En este caso, para romper la barrera con las familias y la comunidad, se pueden consensuar medidas como las que paso a describir, en las que el profesorado de Servicios a la Comunidad puede ejercer una función promotora, mediadora o de asesoramiento desde su labor en los Equipos o Departamentos de Orientación.
La primera de estas medidas es la relacionada con la delimitación de los espacios, es decir, dónde pueden entrar las familias y cuándo. Hay que procurar la existencia de espacios compartidos que den calidad al momento de la entrada y la salida, en el que en muchas ocasiones las familias se encuentran expuestas a las inclemencias del tiempo. También a los momentos de encuentro con los docentes, ofreciendo para las ocasiones que así lo precisen tranquilidad y confidencialidad, demostrando así que importa lo que nos tengan que decir como educadores. También se hace imprescindible en el trabajo específico del profesorado de Servicios a la Comunidad, la existencia de salas de encuentro y reunión con las familias objeto de nuestra intervención, donde se garantice la confidencialidad y se propicie la escucha activa.
Otra de estas medidas podría ser la disponibilidad de aulas, gimnasios, patios u otras dependencias, para actividades vinculadas a las familias, como pueden ser deporte familiar, clubs de lectura, formación para familias, etc. En este sentido gozan de mucho éxito los huertos escolares gestionados por las familias dentro del recinto escolar.
Una iniciativa extendida y asumida por muchos colegios e institutos es la celebración de jornadas de puertas abiertas para la promoción de la matrícula en los periodos de admisión abiertos por la administración educativa. En otros, además, se realizan jornadas de presentación para el alumnado que se incorpora por primera vez al centro y para sus familias. También se pueden organizar jornadas de trabajo comunitario para la mejora de los espacios, o jornadas festivas y/o culturales que supongan un uso distinto y original de los espacios escolares.
Otra opción que permite reforzar la vinculación del centro escolar con la comunidad es la cesión de los espacios escolares para la organización de actividades comunitarias, como celebración de exposiciones, charlas, encuentros… organizadas por entidades sociales del entorno. Hay casos en los que el centro se convierte en sede estable de dichas organizaciones facilitando la realización de actividades que revierten en la mejora de la convivencia y de la cohesión social.
Seguro que son muchas las ideas que surgen de la lectura de estas reflexiones y de todas ellas hay que tomar buena nota por su valor para el objetivo que nos preocupa: el entendimiento entre la escuela, la familia y la comunidad. Pero hay que tener en cuenta, con el fin de lograr el éxito de la implementación de las medidas propuestas, que es necesario el máximo consenso en el seno de los órganos de gestión y control de los centros, así como la adecuada regulación de la creación y uso de los espacios. El papel del profesorado de Servicios a la Comunidad tiene en esta fase una de sus principales tareas, como “facilitador”, propiciando el ambiente adecuado para el entendimiento mutuo, con reuniones y encuentros previos con las partes interesadas, y participando, si así se le demanda, en el diseño de las medidas y la redacción de las condiciones de uso, convenios de colaboración, etc.
César Benito González es PTSC en el EOEP General de Portillo (Valladolid)
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