Autora: Inés Monreal Guerrero.
Continuando con la temática vinculada con la alfabetización musical e informacional en el aula de música, analicemos la siguiente figura.
Tanto los estudiantes de educación infantil, primaria, secundaria y bachillerato, como los estudiantes de conservatorio, están en contacto directo con la información. Dentro de la revolución informacional en la que estamos inmersos con la convergencia de medios y lenguajes nuevos (Monreal, 2013) (distintas plataformas digitales, recursos on line, web 3.0., etc…) que se desarrolla en la sociedad de la información y el conocimiento, encontramos necesario abordar una alfabetización múltiple (Gutiérrez, 2003), que aúne también la alfabetización cultural y digital, y por ende, musical. Por ello, consideramos necesario que aprendan los cauces eficaces para acceder a ella y no se colapsen con la denominada “ciberbasura” que se aloja en el ciberespacio y que nada tiene que ver con el acceso normalizado a la información de manera efectiva. Los buscadores de red, dentro de la web 2.0, determinan qué lee el usuario, por ello debemos enseñarles a buscar de una manera óptima y reflexiva, será una enseñanza de vida para generar ciudadanos comprometidos con la educación y con la formación y que les posibilite su inmersión plena en la sociedad digital (Monreal, 2013). Ya en la educación primaria, y posteriormente en la Secundaria y conservatorio, se han sentado las bases para enseñar a los alumnos y alumnas a buscar dentro de la red y fuera de ella, el acceso avanzado a fuentes documentales. ¿Para qué sirve que nosotros, como docentes de música, formemos a nuestros alumnos de música en esta alfabetización? La respuesta es clara, con este entrenamiento conseguiremos que desarrollen su capacidad crítica de seleccionar audiciones, desarrollaremos su entusiasmo por ser melómanos acercándose a la música desde sus puntos de interés -contactando con su aprendizaje musical informal-, ayudaremos a entrenar la capacidad de discriminación documental de textos vinculados con la historia de la música y con el lenguaje musical, entre otros procesos…
Es necesario continuar con dicha alfabetización para que, de manera definitiva, adquieran un entrenamiento en dimensión crítica y reflexiva para seleccionar informaciones que, posteriormente, transformen en parte de su conocimiento dentro del ámbito artístico.
Las metodologías activas van a potenciar el trabajo cooperativo y por proyectos, y con el mismo, el acceso a información de manera autónoma por parte del estudiante de música. En las distintas etapas educativas, siempre con la supervisión del docente, los alumnos y alumnas se van a desenvolver irremediablemente en entornos TIC que les capaciten para hacer un uso adecuado de las tecnologías, la clase invertida o flipped classroom es una buena metodología activa para trabajar lo expuesto. En los estudios de conservatorio es una metodología muy útil, dado que, con material grabado, puede entrenar en casa pasajes instrumentales de mayor dificultad que quizás no ha tenido tiempo de trabajar más en profundidad en el aula, tendrá la posibilidad de analizar diferentes versiones de una misma sonata o ver las diferencias de una partitura dependiendo de su edición.
Debemos tener presente que para que se genere un aprendizaje significativo en el alumnado es necesario que esté capacitado para ser competente distintas competencias clave, una que blinda otras destrezas a desarrollar es la competencia aprender a aprender (destreza para que el alumno desarrolle la autoconciencia, etc…) y para ello, nuestra tarea es formarles y guiarles en los procesos de búsqueda y experimentación, de reflexión para que luego se pueda transformar en conocimiento. Es cierto que, en las enseñanzas artísticas del conservatorio, la Orden ECD 65/2015 no contempla el trabajo por competencias clave, pero, ciertamente se trabajan cuando se abordan las metodologías activas integradas curricularmente en los distintos niveles de enseñanza elemental y profesional