Autora: Marta Blázquez Rodríguez.
Nos trasladamos hoy hasta la localidad vallisoletana de Urueña. Nada más acercarnos a ella nos damos cuenta que es una localidad que se encuentra anclada en otra época, su primera imagen nos recuerda a una villa medieval amurallada. De hecho, es la localidad con el perímetro amurallado mejor conservado de la provincia. Solo por pasear por sus murallas merece la pena la visita. Fue Urueña cuna de importantes familias nobles en la época Moderna, destacando los Islas, importante hecho por la cultura y riqueza que aportaron al pueblo.
Una vez entres en el recinto amurallado, te parecerá vivir en otra época. Unos siete kilómetros que encierran esta preciosa población. Una de las puertas de la muralla conocida como puerta de la Villa ofrece unas maravillosas vistas hacia los inmensos campos que rodean la villa y que son una auténtica maravilla en los meses de primavera en los que las cosechas se encuentran en su pleno esplendor. Desde allí se puede observar también las curiosas construcciones de los palomares, con una forma circular muy características. Esas vistas son aún más impresionantes desde lo alto de la muralla por la que se puede pasear.
Desde luego también hay que visitar el castillo, encuadrado en el recinto amurallado, así como la iglesia del Azogue, la ermita de la Anunciada o las construcciones características de la villa. Pero ¿por qué es conocida como la villa del libro? Hay 12 librerías en Urueña, el museo del cuento y el centro de Miguel Delibes, razones más que de sobra para que reciba este sobrenombre.
El centro e- LEA (lectura, escritura y sus aplicaciones) Miguel Delibes es el corazón de la villa del libro. Es un centro de exposición e investigación que cuenta con una gran biblioteca y donde se realizan diferentes congresos, simposios, conferencias, etc relacionadas con el mundo de la literatura.
Tampoco puedes marcharte de allí sin visitar el museo del libro, especialmente, si vas con niños. Una colección de cuentos famosos con maravillosas ediciones, destacando los desplegables ( algunos de ellos de la época victoriana).
Para acabar la visita a la villa hay que pasar por cualquiera de la librerías que son auténticas joyas en las que perderse. No podrás marcharte de allí sin un libro bajo el brazo.