
Autora: Rosa Fernández Pérez.
Comisión Europea también la definió así en el año 2001.
Hemos de tener presente que las empresas son parte integrante de la sociedad, por tanto, ¿ante quién debe responder de todas sus acciones?
principios de la década de 1990. En esta época, la globalización prometía un futuro lleno de buenos pronósticos que auguraban un gran desarrollo a nivel mundial. Pero todas esas expectativas se han ido desvaneciendo. La globalización no ha conseguido lo que se pretendía con ella, sino que cada vez existen más personas sin derechos legales, subsistiendo precariamente, mayores niveles de injusticias y desigualdades. Las multinacionales están fuera del alcance de la regulación de muchos Estados. De hecho, muchas de ellas tienen más “poder” que los propios Estados. El sector empresarial utiliza la laxitud y debilidad de legislaciones nacionales para incrementar sus beneficios. Lo hace a consta, en la mayoría de ocasiones, de provocar daños ambientales, esclavitud infantil, explotación laboral y todo aquello que va en contra del desarrollo sostenible.
La globalización ha producido un distanciamiento geográfico entre el lugar en el que la empresa toma las decisiones y los lugares donde éstas tienen repercusiones. Además de lo anterior, existen multitud de intermediarios en la cadena de producción y comercialización (subcontratas). Esto favorece que la empresa se despreocupe de sus responsabilidades.
No hemos de olvidar que el sector privado está cada vez más está implicado en prestar servicios de gran efecto para la vida de las personas y que tradicionalmente eran facilitados por el sector público (servicios de salud, educación, suministro de agua, energía, etc…).
Este panorama debe hacernos reflexionar que, o las empresas actúan con responsabilidad ética, asumiendo todos los efectos e impactos que producen sus acciones, o será difícil continuar una vida “vivible”.
Las exigencias de la Responsabilidad social corporativa son voluntarias para las compañías, pero ¿cómo de voluntario podemos considerar el comportamiento de las empresas? Hay que tener presente que las empresas tienen unas “obligaciones sociales” y, para ello, deben “rendir cuentas” a la sociedad de sus acciones.
Los retos de la responsabilidad de las empresas se amplían para introducirse en la preocupación de “cuidar” nuestra sociedad. El avance hacia sociedades más justas, el respeto a la dignidad de todas las personas o el desarrollo sostenible solo pueden presentar su sentido más plenificador en esta dirección de la dinámica de la responsabilidad entendida como cuidado (Cruz, C, 2009. “Los rostros silenciados de la responsabilidad).
Para algunos esta política empresarial de RSC se ha convertido en una herramienta de imagen corporativa y de ganar más dinero. Para conseguir que esto no se produzca quizás necesitamos más ciudadanos responsables e instituciones justas. “Ciudadanos responsables” que decidan con su “consumo” no apoyar a este tipo de empresas, y más “instituciones justas” que asuman su papel de “cuidar” la sociedad en la que forman parte.
Como ciudadano y consumidor, ¿Qué tipo de empresas y entidades estás apoyando?
Reflexión que la dejamos para la siguiente entrega.
Imágenes: Pixabay.