EL ABANDONO DE NUESTROS PUEBLOS TIENE CONSECUENCIAS

1 Nov 2021 1

  Autora: Rosa Fernández Pérez.

         

                                                           “La Tierra ofrece lo suficiente como para satisfacer lo que cada hombre necesita, pero no para lo que cada hombre codicia” (Gandhi)

El libro de Sergio del Molino ha dado nombre a amplias zonas de la España interior: “la España vacía”, y también ha avivado la discusión política, social y económica sobre la pérdida de población de las zonas rurales. Un medio rural que supone el 80% del territorio español, pero en él solo vive el 20% de la población, y esa cifra va en descenso[i]. Cifras alarmantes que han llevado a  hablar de la “no rentabilidad económica” de ciertos servicios en los pueblos, como la sanidad, educación, transporte público, etc…

Históricamente, desde los años 50 y 60 con el comienzo de la industrialización, en España comenzó el proceso de despoblación del mundo rural, que produjo un desplazamiento progresivo de personas de los pueblos a la ciudad. En un primer momento, las ciudades se construyen para albergar a trabajadores de las nuevas fábricas e industrias, construyendo para ello, bloques de viviendas rápidas y en vertical, para alojar a la mayor cantidad de personas posibles en el menor espacio. Construcciones y formas de diseño de viviendas y edificios que favorece una vida urbana generadora de desinterés por lo que le sucede al otro (Luja y otros, 2014).  Estas aglomeraciones de población en núcleos urbanos pasan a convertirse en residencias para ciudadanía que debe producir, además de lugares que favorecen el aislamiento de las personas, la insensibilidad en todo aquello que no sean intereses personales y la desafección de lo público (Camps, 1993).

Más adelante, las líneas políticas de actuación han afianzado la despoblación de los pueblos de forma continua y se puede apreciar en ejemplos como la apuesta por líneas de ferrocarril de alta velocidad que olvidan las comunicaciones de comarcas y pueblos; los servicios públicos se han ido abandonando en las zonas rurales sin unas explicaciones convincentes; se instaura un modelo de agricultura que favorece a grandes inversores (multinacionales) en contraposición a pequeños agricultores; políticas de macro- granjas que también favorecen a las grandes empresas, arrebatando el trabajo de los ganaderos; expropiación de tierras para grandes construcciones; fuertes obstáculos en cultivos extensivos favoreciendo una agricultura intensiva perjudicial para el medio ambiente; proyectos mineros en zonas ricas en manantiales de agua y un larguísimo etcétera que sigue en aumento.

Esta trayectoria de políticas desfavorecedoras de la vida en el medio rural es una evidencia, y no es razonable trasladar a la población un mensaje diferente. Lo que como ciudadanía hemos de reflexionar, de una forma racional, son las consecuencias económicas, culturas y sociales, que supone este desvío de población de lo rural hacia otras estructuras más pobladas (áreas metropolitanas, ciudades, pueblos residencia, etc…). Es claro que este abandono físico del territorio rural, aparte de todos los desequilibrios que provoca, es una estrategia económica de las transnacionales para el “acaparamiento de tierras” en favor de intereses privados[ii][iii]. Estos intereses a favor de multinacionales y grandes fondos de inversión, produce un empeoramiento de las condiciones de vida para la ciudadanía en general, por una priorización de los beneficios económicos a favor de estas grandes empresas, una dependencia de las importaciones agrícolas y alimentarias. Todo este sistema de concentración empresarial en el mundo rural cuenta con el respaldo de los gobiernos, suponiendo un control económico y social de la ciudadanía. Con estas estructuras corporativas se asegura que la población consuma  los alimentos distribuidos por ellas, estableciendo precios arbitrariamente y convirtiendo la nutrición en una mercantilización. Todo esto, sin olvidar el peligro en la pérdida de  la biodiversidad y de los recursos naturales.

En el otro lado de la historia están los agricultores y los habitantes de los pueblos que trabajan las tierras como medio de vida y sustento. Estas personas están en situación de gran vulnerabilidad y poco apoyo institucional frente a estas grandes empresas. Pero también están todo el resto de personas, vivan donde vivan, sometidas a una alimentación dirigida por estas empresas, y con una pérdida en recursos naturales que dificulta la construcción de un presente y futuro sostenible (White et, al, 2012).

2 ENER 2022
Un compromiso para la sostenibilidad

ECONOMIA SOCIAL SOLIDARIA

ECONOMIA SOCIAL SOLIDARIA.

Autora: Rosa Fernández Pérez.

   

En la actualidad hablar de economía social, parece una invención más que una realidad. El término hace pensar en una economía distanciada del logro de una rentabilidad monetaria.  A pesar de la percepción del vocablo, este tipo de economía existe y está regulada en una norma. La ley la define como el conjunto de las actividades económicas y empresariales, que en el ámbito privado llevan a cabo aquellas entidades que, de conformidad con los principios recogidos en el artículo 4, persiguen bien el interés colectivo de sus integrantes, bien el interés general económico o social, o ambos (artículo 2 de la Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía Social).

Por tanto, esta economía está formada por empresas y entidades que realizan actividades en el ámbito privado, pero con características diferentes a las llamadas empresas del capital. Son “una forma diferente de hacer empresa”. Esta diferencia se manifiesta en su compromiso fundacional con una serie de valores y principios de actuación que constituyen su lógica organizativa y su actividad empresarial en base a los siguientes elementos: a) una clara preeminencia de las personas sobre el capital; b) la apuesta por la autonomía y democracia en la gestión; c) la solidaridad (interna y externa) y; d) la prioridad del servicio a sus miembros y a la comunidad por encima de la consecución de beneficios (Monzón, 2003; Chaves et. al, 2003).

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4 mayo 2021
Un compromiso para la sostenibilidad

ETAPA DE INCERTIDUMBRE O DE CERTIDUMBRE: ES CUESTION DE PERSPECTIVA

ETAPA DE INCERTIDUMBRE O DE CERTIDUMBRE: ES CUESTION DE PERSPECTIVA.

 

Autora: Rosa Fernández Pérez.

    La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes

 (John Lennon)

Vives en un mundo organizado, o al menos, eso crees. Todo tiene sus leyes, sus espacios, su simbología y así te sientes sereno, porque este “aparente” orden te ofrece tranquilidad. Aunque existan tormentas, terremotos, enfermedades, … ansias el equilibrio que desprende la inercia de lo conocido. Esta distribución del orden se establece desde el mundo de lo material. Así, te sientes sereno con tus sitios de ocio, tus lugares de compra, tu nuevo móvil, tu nuevo traje, …; y el consumir y ver a personas por las calles te da la sensación de alegría y de progreso.

 Este progreso alimentado desde el capital, parece que te reporta grandes beneficios materiales, pero no piensas en todas las desventajas sociales que van asociadas a él. Los valores culturales y sociales, el valor de la sabiduría, el cuidado del pensamiento, del conocimiento y los grandes pensamientos filosófico, han sido suplantados por un sistema racional, que generó, lo que Weber[1]  llamó “desencantamiento” del mundo. 


[1] Weber, Max (1864-1920), fue un sociólogo, filósofo, economista, jurista, historiador y politólogo alemán, considerado uno de los fundadores del estudio moderno de la sociología y la administración pública,

  

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3 MARZO 2021
Un compromiso para la sostenibilidad

MIRA DETRAS DE LA PUERTA.

MIRA DETRAS DE LA PUERTA.

 

Autora: Rosa Fernández Pérez.

     

 

Hace años que la concepción de las empresas ha cambiado. Su definición puramente económica ha desaparecido, para dejar paso a la consideración de empresas como entes sociales. Es claro que estas entidades juegan un rol social, ya que crean productos para la ciudadanía, utilizan los servicios de la sociedad como es su mano de obra, adquiere materias primas que pertenecen a todos los individuos, participan en la vida diaria de un lugar y deciden sobre cuestiones que tienen consecuencias en la vida cotidiana de las personas.

 

Esta corriente de pensamiento que está instalada actualmente, se refiere a un conjunto de responsabilidades empresariales, que van más allá de lo puramente económico. Archie Carroll, en 1979, determinó que las responsabilidades de los negocios abarcan las expectativas económicas, legales, éticas y filantrópicas. Este fundamento ético en la actuación de las empresas debe tener en consideración a todos los grupos de interés (Freeman, 1983). Esto grupos de interés son “aquellas personas o grupos que pueden incidir en los objetivos de la empresa o verse afectado por las operaciones de la misma” (Freeman, 1983). Algunos ejemplos de grupos de interés de una empresa son, los consumidores, proveedores, medio ambiente, ciudadanos, trabajadores, entre otros.

 

 

   

 

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