Autora: Inés Monreal Guerrero.
“En busca de una cultura de pensamiento, la noción de hacer visible el pensamiento ayuda a concretar lo que debe ser en el aula y ofrece la orientación para hacerlo” (Perkins, 2003)
Este mes nos introducimos en el pensamiento visible como la manera de llegar a entrenar al alumno para desarrollar un pensamiento eficaz. La LOMCE aboga por despertar la curiosidad del alumnado y adaptar los contenidos a aquellos que sean más cercanos a los alumnos en su contexto cotidiano. La clave está en saber el procedimiento para “llegar” al pensamiento del alumno.
Dentro de las metodologías activas, una rama de las mismas se centra en activar la cultura del pensamiento en el alumnado, pero realmente ¿qué entendemos por cultura de pensamiento y cómo se traduce en una implementación dentro del aula?
El origen de la cultura de pensamiento que aborda Del Pozo (2009) está basado en el proyecto Zero de la Universidad de Harvard (http://www.pz.harvardedw). Entro los autores especializados en este campo de estudio encontramos a Perkins, Swartz, Gardner, Ritchhart, etre otros.
¿En qué deriva esta cultura? En transformar el aula de manera que se desarrollen estrategias cognitivas en el niño que inviten a generar ambientes de reflexión, comprensión, entrenamiento y ordenación del pensamiento y creatividad.
Basándonos en la legislación educativa de nuestra comunidad Autónoma apreciamos que en la Orden ECI/65/2015 se puede evidenciar las distintas dimensiones de las competencias en relación al sentido crítico, la capacidad creadora, el conocimiento del propio aprendizaje y la motivación y confianza.
Como ciudadanos, necesitamos ajustarnos y amoldarnos a las competencias de nuestra sociedad, que necesita personas competentes para la vida, creativas y reflexivas, para ello la escuela tiene un reto en ese sentido: trabajar el pensamiento eficaz, hacerlo visible y entrenar en el niño el mismo para conseguir un niño más reflexivo y crítico. Con el desarrollo del pensamiento eficaz intentamos contribuir a que lleven a cabo actos meditados de pensamiento.
Tal como apuntan Swartz, Costa, Beyer, Reagan y Kallick (2008) el pensamiento eficaz está formado por:
- Destrezas de pensamiento
- Hábitos de la mente
- Metacognición (p.16)
El trabajar estos parámetros nos conduce al reto de entrenar el pensamiento visible, en hacer visible lo invisible, ver lo ausente como una oportunidad formativa para el alumno y para nosotros como docentes, el fin último es APRENDER A PENSAR y tomar conciencia plena de la importancia del pensamiento.
Somos conscientes que nos queda un largo camino por recorrer porque, tal como apunta Perkins (2003) “la gente es indiferente ante situaciones que invitan a pensar”. Como docentes consideramos que pensar favorece la comprensión de situaciones y acontecimientos que acompañan al desarrollo integral del niño, se visualiza y se utiliza como una estrategia de aprendizaje para ello
El hecho de visualizar el pensamiento les faculta para ser más conscientes de lo que realmente piensan, al externalizar su pensamiento y ponerlo en común con el grupo clase, además les hace partícipes de sus aprendizajes y de los de sus compañeros.
En próximos capítulos abordaremos algunas de las rutinas de pensamiento más trabajadas en el aula. Tal como apuntan Ritchhart, Church y MOrrison (2011) las mismas herramientas promueven el pensamiento y al ser tan dinámicas, no solo fomentan el pensamiento sino también motivan al estudiante en el proceso de aprendizaje (p. 29).