Autor: Diego Alonso Santamaria.
Pese a ser uno de los rompecabezas más icónicos del siglo XX, el cubo de Rubik fue originalmente ideado para ser llevado al aula (Erno Rubik, profesor de arquitectura de la Universidad de Budapest, diseñó este juego como una forma alternativa para trabajar la visión espacial y entender los objetos tridimensionales). Por tanto, el valor educativo del cubo se puede observar desde el momento de su creación, y como tal podemos trasladarlo a nuestras clases:
Competencia matemática: Esta competencia es inherente al propio cubo. Se trabaja la visión espacial, movimientos en el espacio, simetrías, razonamientos matemáticos, …
Competencia en comunicación lingüística y Competencias sociales y cívicas: Cuando se integra el cubo de Rubik en el aula, estas competencias emergen por sí solas. A partir de las explicaciones iniciales del docente, los alumnos intercambian ideas, conjeturas y explicaciones hasta ir consiguiendo su resolución. La socialización y la comunicación se dan la mano de forma espontánea a la vez que se entretienen y descubren el cubo.
Aprender a aprender y Sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor: Ambas competencias surgen con las ganas de querer resolver el cubo y la búsqueda de tiempos record personales. El cubo posee un componente adictivo que provoca en el estudiante una inquietud por querer aprender nuevos algoritmos de resolución con los que tardar menos tiempo (e incluso idear los nuestros propios).
Cómo resolver el cubo de Rubik: La primera cara
Existen varios métodos de resolución. De todos ellos, el más sencillo (y que explicamos en este artículo) comienza con la resolución de una de las caras. Dicha cara inicial puede ser de cualquier color, pero para comenzar a aprender por primera vez se recomienda empezar siempre por un mismo color. En nuestro caso, dicha cara será la cara blanca (aquella definida por la pieza central blanca). Esta cara nos determinará la forma de sujetar inicialmente el cubo (pues ella será la cara superior y, por ende, la cara amarilla estará en la superficie inferior). Los pasos a realizar son los siguientes:
- Resolver la cruz blanca: Situaremos las aristas blancas formando una cruz (+) donde se integra el centro blanco, de forma que el otro color de esas aristas coincida con el centro de las caras laterales.
- Resolver las esquinas blancas: Por último colocaremos las esquinas blancas en su lugar correspondiente para completar la cara blanca, pero además estos vértices deben estar alineados con el color correspondiente a los centros de las caras contiguas.
Con este primer paso de la resolución del cubo de Rubik, se inicia a los alumnos en la utilización del cubo de Rubik explicando los primeros algoritmos de resolución (muy sencillos por ser el primer paso), además de introducir en su vocabulario matemático el concepto de algoritmo como “conjunto ordenado y sistemático de operaciones para resolver un problema”.
Personalmente hemos podido probar esta actividad con alumnos desde 1º ESO hasta Bachillerato, y en todos los casos esta primera parte puede ocuparnos no más de una sesión (50 minutos). No aconsejamos explicar más algoritmos en dicha sesión, sino que, una vez hayan aprendido estos, consolidarlos mediante su repetición durante la clase.
Resolver la primera cara: el videotutorial
Escrito por:
Diego Alonso Santamaría y Carmen Esparcia Arnedo