Autora: Azucena Esteban Alonso.
Durante el curso 2017-18 la Junta de Castilla y León, publicó, con carácter experimental, el protocolo de intervención educativa ante posible riesgo y/o sospecha de maltrato infantil en el entorno familiar, al cual deberá remitirse el equipo docente del colegio al que acude Juan Antonio. Ciertamente, ninguno de los miembros de este claustro será el encargado o tendrá como función contrastar o confirmar la existencia de maltrato, puesto que este papel corresponde a otros servicios competentes en la materia. Sin embargo, el centro educativo y los docentes juegan un papel relevante en la detección, notificación y colaboración en los programas de intervención ante posible riesgo y/o sospecha, puesto que la actuación clave parte de la prevención.
¿Qué debemos saber, como docentes, antes de tomar una decisión?
Resulta necesario conocer las diferentes tipologías que emplea el Observatorio de la Infancia, distinguiendo entre el maltrato físico, emocional o la negligencia (que también puede ser física o emocional) y el abuso sexual (con o sin contacto físico). Al mismo tiempo, lo primero que debemos tener presente, antes de lanzarnos a emitir juicios de valor, tomar decisiones, valorar observaciones… es la responsabilidad legal del centro educativo. Así pues, este protocolo establece dos líneas esenciales centradas en el deber de protección y denuncia, así como en la comisión de delitos por omisión.
Partiendo de estas consideraciones, la sospecha de riesgo y/o malos tratos en el ámbito familiar, puede partir tanto del tutor como de cualquier otro docente o miembro de la comunidad educativa. Algunos aspectos que pueden levantar nuestras sospechas son signos o lesiones físicas observadas, comportamientos desajustados o cambios de comportamiento en el niño o bien porque el propio alumno lo cuente directamente. Si estas sospechas nos hacen entender que es necesario actuar de forma inmediata, la persona conocedora del posible riesgo y/o sospecha de maltrato infantil deberá comunicarlo al Equipo Directivo. Si la persona que lo detecta es otro profesional del ámbito educativo, se lo trasladará al tutor del niño (quien, a su vez, lo hará llegar al Equipo Directivo). Desde estas líneas, aprovechamos para enviar un mensaje de cautela puesto que, en ocasiones, los momentos de encuentro informal, las salidas o entradas, las reuniones de familias… se prestan para realizar comentarios que, además de no aportar nada positivo, si no se emiten en el foro adecuado pueden menoscabar el prestigio de una familia y del centro educativo. En algunas ocasiones, como sucede con los casos de acoso escolar, las tardes de parque, celebraciones de cumpleaños o encuentros de varias familias dan lugar al debate, pero, después, las observaciones realizadas (si se dispone de ciertas evidencias o sospechas serias, no solo “rumorología”) han de hacerse llegar al centro escolar, que, en bastantes ocasiones, desconoce la situación.
Una vez que se ha informado de la situación: Primeras decisiones
Cuando se ha remitido la sospecha de maltrato infantil, como es el caso de Juan Antonio, el Equipo Directivo debe realizar una valoración de la situación en función de toda la información recabada a través del tutor mediante entrevistas familiares, el cuestionario de inicio de curso, los contactos puntuales, las aportaciones de otros docentes, las interacciones observadas en el entorno…, así como por la información del servicio de orientación y otros profesionales. A partir de esta valoración se determinará el tipo de actuaciones a seguir.
Notificación e intervención
En el caso de que tras las valoraciones nos indiquen que Juan Antonio no deba ser separado de su familia, se trasladará la situación al Centro de Acción Social (CEAS) o Equipo de Apoyo a Familias (EAF), iniciándose un Programa de Intervención Familiar.
Si se considera que la situación requiere una intervención inmediata se realizará primeramente una notificación por vía telefónica a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, poniéndose en contacto con la Sección de Protección a la Infancia y Fiscalía. Además, si se detectan lesiones visibles e inequívocas de maltrato que requieren valoración sanitaria urgente, se llamará al servicio de emergencias (112), siendo el menor acompañado por el director del centro. En todo caso, se cumplimentará la documentación necesaria remitiendo una copia a los servicios sociales y otra a inspección, adjuntándolo también al expediente del alumno.
Pero ¿y cómo saber si estamos ante un caso en el que hay que intervenir de forma inmediata? En el propio protocolo del que venimos hablando, orientan en este sentido, debiendo tener en cuenta:
- Lesiones físicas o psíquicas importantes.
- Grave riesgo de repetirse la situación del maltrato.
- No está garantizada la protección del niño si vuelve al entorno familiar.
- El alumno manifiesta explícitamente su deseo de no volver al ámbito familiar.
“Vaya lío de papeles”: Aclarando la documentación a cumplimentar
En los anexos del protocolo se recogen todos los documentos que a lo largo del texto se referencian y que serán necesarios en el proceso de notificación e intervención en caso de sospecha y/o maltrato infantil. Para ofrecer un resumen de forma visual, conviene tener presente la siguiente tabla:
“Aquí no queda la cosa…”: Seguimiento y coordinación
Este protocolo se complementa resaltando la importancia del seguimiento y coordinación que deberá realizarse en el caso de Juan Antonio y en todos aquellos que se detecten en los centros escolares. Así pues, pensando en el interés prioritario del alumno, se enfatiza la necesidad de establecer una colaboración interinstitucional con el fin de garantizar una intervención integral adecuada a cada caso. En consecuencia, los distintos servicios y/o instituciones devolverán, a través de la figura del director, la información relevante de la situación. Por su parte, el centro educativo colaborará en la aplicación del Plan de Intervención Familiar (PIF) diseñado por los servicios sociales.
¿Qué más podemos hacer en materia de maltrato infantil?
El equipo docente del centro al que pertenece Juan Antonio se pregunta qué pueden hacer para que estos casos no sucedan, para sensibilizar de la temática… Una vez más, como sucede en muchos ámbitos de la vida, la prevención supone el recurso más eficaz y potente para evitar o reducir las situaciones de posible maltrato infantil. No se trata de un tema baladí, por lo que no está de más otorgarle el protagonismo que se merece. Por ello, este aspecto vamos a abordarlo de forma independiente y exclusiva en el siguiente artículo, pues mucho es lo que podemos hacer, aunque no lo creamos, como miembros de la comunidad educativa.
En resumen:
Para ofrecer una visión global del proceso a implementar en el colegio de Juan Antonio o de todos aquellos que podáis encontraros en una situación similar, incorporamos, a continuación, el gráfico-resumen incluido en el Protocolo que ha venido siendo protagonista en este artículo:
NOTA: Las menciones genéricas en masculino se entenderán referidas también a su correspondiente femenino.