Autora: Teresa Plaza Marina.
El ser se vuelve humano cuando descubre al Teatro. «Augusto Boal.»
El teatro o juego dramático es una poderosa herramienta en los procesos de aprendizaje y socialización. Es ante todo diálogo, un sistema de comunicación en el que se integran todas las formas de expresión, verbal y no verbal (musical, gestual, corporal, emoción, trazo, color…). Interviene en la transmisión de valores favoreciendo la captación intuitiva de habilidades sociales como la asertividad, la autoestima, la tolerancia, la cooperación o la responsabilidad.
Permite experimentar lo que se siente al ser otro y lo que se siente al verse en otro, favoreciendo la empatía y la exploración de las propias emociones. Puede ayudar a superar dificultades como el miedo, la inseguridad, la timidez, y algunas situaciones vitales problematizadas, ya que al establecer una distancia dramática con ellas, se genera un trabajo afectivo de acceso a la expresión de las emociones muy positivo.
Petra Jesús Blanco Rubio en su proyecto de investigación e innovación pedagógica: El teatro de aula como estrategia pedagógica, nos dice que nunca en la historia ha estado el niño mejor atendido y más abandonado, ya que todo en torno al docente le obliga a seguir unas pautas que dificultan la puesta en práctica de un tipo de enseñanza dirigida a la comprensión y al desarrollo de la creatividad del alumno. El teatro por su naturaleza es un medio excelente para trabajar la proxemia, que es el análisis de las relaciones entre las personas, una actividad compartida por individuos que se interrelacionan colaborando los unos con los otros, agrupa a un conjunto de alumnos alrededor de un propósito común que es imposible sin la participación de todos; esto enlaza con una de las propuestas metodológicas mas actuales: el trabajo cooperativo. El trabajo cooperativo se puede definir como aquella actividad realizada por dos o más personas conjuntamente de forma equitativa o proporcional, para alcanzar unos objetivos y, en definitiva, aprender. No es posible el aprendizaje cooperativo sin comprensión, de hecho no es posible ningún aprendizaje sin comprensión. La acumulación de contenidos sin una urdimbre que permita englobar, encuadrar y discernir supone un esfuerzo inane. Cuando el alumno estudia debe entender, pues, aquello que estudia para poderlo después aprender. Cualquier recurso, vía o camino que nos ayude a que los alumnos entiendan profundamente la materia es valioso. El teatro es uno de ellos.
Existen dos vías o fórmulas de trabajo a través del teatro en educación. La clásica, la que todos tenemos en la cabeza, es el aula de teatro, la otra es el teatro de aula.
En el aula de teatro encontramos una actividad extraescolar, en la que el montaje o representación de un texto suele ser el fin. Tiene un innegable valor pedagógico y motivador, sin embargo no se trata de una estrategia pedagógica y transversal.
El teatro de aula está imbricado en el proceso de enseñanza aprendizaje y es un planteamiento metodológico multidisciplinar, cuyo fin es el proceso. El teatro es una herramienta metodológica para abordar cualquier materia del currículum, desde matemáticas hasta historia, potencia la lectura, instrumento básico para el aprendizaje, acelera la inmersión lingüística, es un entrenamiento de primera magnitud en expresión oral, entre otras.
Todas las etapas educativas se ven beneficiadas por este recurso educativo.
En los dos siguientes artículos abordaré ambas fórmulas, explicando su puesta en práctica.