Autora: Verónica Amaro Bermejo
Hoy en día, el teatro se ha convertido en una de las actividades más elegidas tanto por niños como jóvenes y adultos para ocupar su tiempo libre.
Cabe recordar que, para hacer teatro es suficiente con que se tengan ganas de pasarlo bien y divertirse, poseer una buena imaginación y la suficiente capacidad para inventar historias y contarlas.
Además, son muchos los expertos en psicología y pedagogía que, basándose en estudios realizados, recomiendan el desarrollo de esta actividad desde pequeños (a partir de los 5 años) porque consideran que contribuye al desarrollo de las siguientes capacidades entre otras:
- Ayuda a desarrollar una correcta expresión verbal y corporal, potenciando a su vez la retención en la memoria y la agilidad
- Estimula la creatividad. Recrear un personaje y envolverse en la trama de la historia ayuda al actor a desenvolverse en situaciones que requieren un alto grado de creatividad.
- Fomenta la empatía. Meterse en la piel de un personaje implica olvidar por un instante quién eres y te convierte en alguien distinto, con sus problemas, su voz, sus inquietudes, su manera de actuar…
- Desarrolla la expresión corporal. Cuando actúas, te expresas con todo el cuerpo, utilizándolo para expresar emociones, se experimentan nuevos movimientos y expresiones faciales y se mejora la coordinación.
- Se estimula el desarrollo personal. Ayuda a vencer la timidez, a superar los complejos y las barreras personales, reforzándose a su vez la autoestima, porque es una forma de sentirte protagonista en algo.
En definitiva, si todavía no has pensado en apuntarte a algún grupo de teatro, o lo has pensado alguna vez y no te has decidido por alguna razón, este es tu momento. Te animo a que lo hagas, porque, además, el teatro no exige grandes esfuerzos ni grandes recursos para hacerlo realidad. Basta con un poco de imaginación e ilusión.