Autora: Roberto Alonso Tajadura
El progresivo aumento de la capacidad productiva de las empresas ha constituido la forma tradicional de las empresas para reforzar su posición competitiva y reducir su vulnerabilidad en los mercados.
No en vano, las ventajas competitivas que proporciona el crecimiento empresarial se manifiestan fácilmente en la obtención de economías de escala procedentes de la continua reducción de los costes medios de producción, y la consecución de efectos sinérgicos derivados de la eliminación de duplicidades y la integración de sistemas de gestión, redes comerciales, etc.
Sea como fuere, son dos las estrategias de crecimiento que pueden distinguirse:
– estrategias de crecimiento interno o natural.
– estrategias de crecimiento externo o financiero.
El crecimiento interno constituye la forma natural de desarrollo y aumento de las empresas. Este crecimiento se basa en la ejecución de inversiones dirigidas a ampliar la estructura productiva ya existente. Se trata, pues, de un crecimiento orgánico ocasionado por la propia evolución de la empresa.
Ejemplos de crecimiento interno podemos encontrarlos entre aquellas empresas que invierten en su propia actividad y deciden ampliar las instalaciones existentes instalaciones o inaugurar otras en nuevos lugares.
A diferencia del anterior, el crecimiento externo resulta más complejo ya que intervienen en él factores ajenos a la propia naturaleza de la empresa.
Habitualmente, este crecimiento se lleva a cabo mediante la adquisición total o parcial del patrimonio de otra empresa y, por consiguiente, del control político de ésta. Estas adquisiciones patrimoniales se materializan con la compra de los títulos financieros (acciones y participaciones sociales) que integran su capital social.
El crecimiento externo no representa, por tanto, una inversión real, sino financiera, la cual puede dar lugar, en última instancia, a una concentración cada vez mayor de empresas.
El crecimiento externo se produce fundamentalmente a partir de dos conocidas operaciones financieras:
– las fusiones.
– las ofertas públicas de adquisición de acciones o participaciones, más conocidas como OPAS.
Una fusión es una operación financiera que persigue la agrupación o integración, motivada por razones estratégicas, del patrimonio y los socios de dos o más empresas.
La fusión responde generalmente a un procedimiento de absorción que se produce cuando el patrimonio de una empresa –la empresa absorbida– es comprado o absorbido por otra –la empresa absorbente– que deberá ampliar su capital social con la cifra en que se haya valorado el patrimonio adquirido.
Como contrapartida, los propietarios o socios de la empresa absorbida recibirán de la absorbente una proporción de las acciones o las participaciones sociales de ésta mediante una operación de canje. De esta forma, se convierten automáticamente en nuevos socios de dicha empresa absorbente.
No obstante, también es frecuente –sobre todo cuando la absorbida es una empresa familiar– la posibilidad de ofrecer a cambio una determinada cantidad de dinero.
Desde el plano jurídico, la consecuencia última de una absorción puede conducir a dos situaciones:
- la desaparición de la personalidad jurídica de la empresa absorbida, al tiempo que permanece la de la empresa absorbente, como sucedió, en 1999, entre las compañías Carrefour y Promèdes.
- la aparición de una nueva compañía dotada de personalidad jurídica propia, diferente a las de la absorbida y la absorbente, como sucedió, también en 1999, entre Banco Santander y Banco Central Hispano, originando BSCH, o Banco Bilbao Vizcaya y Argentaria, dando lugar a BBVA.
Por su parte, una OPA es una operación financiera, generalmente de carácter bursátil, mediante la cual una persona física o jurídica realiza una notificación pública a los socios de una empresa de que está dispuesta a comprar sus títulos a un precio superior al de cotización, con el propósito de aumentar su participación en ella y, de este modo, dominarla políticamente.
De acuerdo con esta tentadora oferta, las OPAS implican para cualquier socio o accionista una importante plusvalía que siempre debe tenerse en cuenta.
Ahora bien, si la operación se realiza en contra de la opinión de los directivos de la sociedad que se pretende controlar se dice de aquélla que es una OPA “hostil”.
En cualquier caso, como fórmulas de crecimiento externo, las OPAS representan siempre una alternativa más económica que las fusiones ya que, sin necesidad de absorber el 100% del patrimonio de una empresa, solamente precisan adquirir el oportuno porcentaje para lograr su control político.