Autora: Teresa Rodriguez Martín.
EL COACHING ESTÁ DE MODA. Pero… ¿es algo novedoso?, ¿para qué sirve?, ¿funciona?
El entorno educativo en general y el escolar en particular, se están viendo obligados a realizar un cambio profundo tanto en sus prácticas como en sus objetivos, obligados, en gran medida por los cambios y avances tan rápidos y constantes de la sociedad actual.
El coaching educativo es una disciplina cuyo eje principal es el alumno, centrándose fundamentalmente en su aprendizaje y no tanto en la enseñanza como la tradición ha mandado hasta no hace demasiado tiempo.
El coaching es un proceso, es decir, un camino en el que el coach y el coachee caminan juntos; el coach apoya a su cliente para conseguir una meta u objetivo planteada por este último y a través siempre de un proceso constante de análisis, pensamiento, toma de decisiones y fundamentalmente acciones del coachee.
El apoyo que el coach ofrece tiene que referirse sin duda a un acompañamiento incondicional, respetando en todo momento las acciones del coachee y sin hacerlas por él.
Una de las bases del coaching es la Psicología positiva que actualmente y sobre todo desde algunos sectores ha sido enormemente manipulada hasta convertir el optimismo exacerbado, la felicidad a toda costa y el “tú puedes” en algo que poco o nada tiene que ver con la realidad, el contexto y la persona. Por eso el coaching debe partir del potencial intrínseco de la persona sin olvidar nunca la realidad y el contexto.
En respuesta a la primera pregunta planteada en este artículo, podría afirmarse que no, no es algo nuevo. Sócrates (469 a.c. a 399 a.c) utilizaba el diálogo, la formulación de preguntas y la confrontación de opiniones con el fin de que sus discípulos alcanzaran ideas adecuadas y válidas.
Los referentes del coaching moderno son el americano Timothy Gallwey con su libro “El juego interior del tenis” en el que expone pautas para desbloquear mentalmente a los jugadores y hacerles desarrollar su máximo potencial; y John Whitmore que adaptó el modelo de Gallwey al mundo de la empresa y luego a la esfera personal.
¿Pero de verdad tienen algo que ver el mundo del tenis y de la empresa con el ámbito educativo?
Pues en principio no mucho, pero sí el modo en el que los pioneros del coaching trabajan con tenistas y empresarios para que éstos se movilicen y actúen con el fin de alcanzar sus objetivos, sus sueños, sus metas. Así el coaching educativo tiene como propósito aumentar el rendimiento, principalmente de los alumnos durante su aprendizaje, potenciando a la vez su crecimiento y su desarrollo personal.
Parece que en el ámbito deportivo y en el de los negocios no hay deportista de élite, equipo en primera línea o empresa multinacional que no disponga entre sus más preciados colaboradores de un coach o varios incluso y que éstos les ayudan a mantenerse en los mejores puestos deportivos y empresariales.
¿Funcionarán los coaches en el entorno educativo?
Sin duda. El rol del docente de hoy en día nada tiene que ver con el de décadas anteriores. Los maestros y profesores ya no son los poseedores del conocimiento que hay que transmitir. Actualmente cualquier persona del primer mundo tiene acceso al conocimiento y la cultura desde múltiples soportes y éstos son tan variables y extensos que la transmisión a los alumnos por nuestra parte siempre será mínima. De todo ello puede deducirse que el rol docente pasa de ser transmisor a facilitador. Los maestros y profesores debemos conseguir que sea el propio alumno con su autoconocimiento, responsabilidad y confianza en sí mismo y sus capacidades el gestor de su aprendizaje; para ello es necesario poseer un conjunto de habilidades y herramientas que sirvan para acompañar a los alumnos en su desarrollo como personas, para que aprendan a liderar su propia vida y para que puedan alcanzar objetivos.
Según López Pérez, C y Valls Ballesteros, C. (2013), “El coaching puede ayudar a los alumnos a identificar y analizar sus emociones, a poner nombre a sus sensaciones, a abrir nuevas posibilidades y a desarrollar capacidades de espíritu crítico, de respeto por la diversidad, de creatividad y de desarrollo individual.”
No sólo funciona el coaching para la formación docente y de liderazgo educativo y el coaching aplicado a los alumnos; las familias como parte fundamental del proceso educativo también se ven beneficiadas con este modo de “hacer”
El coaching para familias no trata de dar soluciones a los problemas que plantean los padres sino que pretende generar un espacio en el que se posibilita la toma de perspectiva y el encuadre de las percepciones que tienen sobre sus hijos, trabajando con los padres para aumentar la comprensión sobre el alumno y para establecer un plan de acción que potencie las capacidades de los niños tanto desde el aula como desde casa.
En definitiva, moda o no, el coaching ya se ha colado en el mundo educativo aplicándose entre otros objetivos a afianzar la emocionalidad positiva; a desarrollar la inteligencia emocional y las habilidades sociales; a aumentar la autoestima, el rendimiento académico, la motivación; a favorecer la resolución de conflictos, la reducción del fracaso escolar … y lo mejor es que se está demostrando su eficacia.
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