Autora: Teresa Rodriguez Martín.
Para finalizar este bloque de artículos dedicados al Coaching Educativo creo necesario aportar una pequeña pincelada del modo en que se puede aplicar el coaching en el aula, bien es cierto que en el planteamiento que sugiero se deben tener en cuenta el tiempo disponible, la cohesión y confianza que se establezca dentro del grupo, la edad de los participantes y otras tantas variables que incidirán en la elección de las herramientas a utilizar así como su adaptación a cada momento y situación.
Algunos de los aspectos que más dificultades y problemas plantean a los jóvenes en el ámbito educativo son entre otros la desmotivación, la falta de concentración, bloqueo en los estudios, miedo a hablar en público, miedo a los exámenes, etc.
A través de un taller activo y práctico basado en la metodología y las herramientas del coaching podemos conseguir que los alumnos alcancen mejores resultados y más acordes con el esfuerzo que realizan minimizando al máximo las dificultades señaladas anteriormente.
Dividiremos el taller en cuatro partes diferenciadas, con una finalidad concreta cada una de ellas a través de una estructura que sigue la línea de una sesión de coaching según el modelo GROW en la que primero estableceremos la meta a la que el alumno quiere llegar, luego se explora la realidad y el momento actual en el que se encuentra la persona, después se trabajan las opciones y los obstáculos que dificultan la consecución del objetivo y por último establecemos el camino o plan de acción que se va a seguir y que debe conducir a los chicos hacia su meta.
- En las primeras sesiones del taller es fundamental que los chicos realicen una adecuada definición de sus objetivos ya que la consecución de los resultados está intrínsecamente ligada al logro de los objetivos; para ello podemos realizar alguna dinámica participativa y vivenciada que permitirá establecer de entrada algunos aspectos fundamentales:
– Saber que el objetivo marcado no se corresponde necesariamente con lo que son capaces de hacer.
– Valorar la autoimagen y la actitud de cada persona.
– Saber dónde situar el objetivo.
– Se darán cuenta de la importancia de fijar un objetivo y de concentrarse después en las acciones para el éxito.
Una dinámica muy clara y atractiva nos la plantea Luna Cerdán, J.R en el Juego de los objetivos, que podemos ver en el siguiente enlace: http://www.desafiocoaching.com/Blog_Pildoras/?p=622
- En la segunda parte del taller se debe realizar un conocimiento exhaustivo de la situación en la que se encuentran los alumnos. En este momento cada uno identificará sus puntos fuertes y débiles realizando así un diagnóstico de la situación de partida. Esto permitirá establecer unas líneas de actuación adecuadas en cada caso.
Para trabajar este segundo paso utilizaremos un DAFO adaptado y diseñado de modo atractivo para jóvenes.
- Una vez establecido un objetivo claro y motivador y haber conectado con un estado de ánimo preparado para la acción, es el momento de poner en marcha actuaciones concretas que vayan acercando a cada uno a su meta personal. Es decir, hay que establecer un plan de acción y actuar.
Este paso nos llevará bastante tiempo y partiendo del DAFO de cada alumno podemos plantear el trabajo con diferentes herramientas:
– Anclajes que serán la base para un apoyo emocional
– Método de los 6 sombreros que facilitará a través del desarrollo creativo el descubrimiento de opciones y recursos.
– Herramientas de identificación de creencias limitantes y de cambio de creencias.
– Matriz de Eisenhower cuando el problema sea la dificultad a la hora de organizar las tareas.
Para finalizar este momento y enlazar con el siguiente puede resultar útil realizar un “Ishikawa” que va a servir para que los jóvenes programen su plan de acción, organicen todos los recursos que necesitan en cada momento, temporalicen el proceso y sigan su evolución.
- Como última parte del taller aunque interrelacionada con la anterior, los alumnos deben controlar sus avances.
El camino hacia el éxito no será fácil ni tan perfecto como se ha diseñado en el plan de acción; será necesario variar algunas cosas, improvisar actuaciones, tomar decisiones rápidas, etc. Pero sobre todo es fundamental vigilar siempre que cada uno va hacia donde se ha propuesto. Para ello utilizando el “Ishikawa” los participantes en el taller establecerán unos controles segmentados de su propio plan de acción.
También es muy conveniente realizar una línea del tiempo a fin de seguir el plan programado y revisar su cumplimiento.
Obviamente durante todos los momentos del taller nosotros como docentes y desde el punto de vista del coaching educativo tendremos muy presentes las habilidades de escucha activa, comunicación efectiva, actitud abierta y positiva, la ayuda a la reflexión y sobre todo no juzgaremos a nuestros alumnos.
Cualquier actuación que como docentes-coach nos planteemos realizar debe ser siempre de acompañamiento y muestra de herramientas a los jóvenes para que consigan una plena confianza en ellos mismos y en su propia capacidad de acción y mejora y sean capaces de obtener los resultados que desean alcanzar a través de un trabajo eficiente, de la adquisición de hábitos potenciadores de estudio y del control de los pensamientos negativos y el aumento de su autoestima.
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