Autora: Roberto Cortés López.
A pesar de los muchos quebraderos de cabeza que nos puede dar un equipo informático, en pleno siglo XXI, e inmersos en lo que algunos ya están llamando la Edad Digital, no nos queda más remedio que lidiar con estas tecnologías: no sólo en nuestra labor profesional administrativa y docente (tenemos que trabajar con nuestros alumnos la competencia digital) sino también en nuestra vida personal y relaciones sociales.
Pero el quid de la cuestión no es “no nos queda más remedio” sino “qué gran ventaja tenemos con estas tecnologías”. Si no es esta la percepción que tenemos en esta materia, mi objetivo en este espacio será intentar que lo sea. Vaya por delante una pequeña metáfora para reflexionar como paso previo: “Conseguir que arda la turba es muy fácil, pero te calentará durante poco rato; hacer arder la antracita requiere mucho esfuerzo, pero su poder calorífico es altísimo y duradero”. Esto es lo mismo que ocurre con el esfuerzo que debemos hacer de cara al dominio de las tecnologías de la información y de la comunicación, pero en vez de carbón, lo que vamos a “quemar” es tiempo. Tiempo que vamos a invertir para obtener un beneficio exponencialmente superior.
Sin duda alguien estará pensando que esto no es competencia suya, que para eso siempre hay alguien en el claustro “que sabe de estas cosas”, que con lo que tiene le vale, que el centro tiene contratado un servicio de mantenimiento informático con la partida económica de la administración… en fin, no vamos a entrar en polémicas: lo que pretendo es dar soluciones a cuestiones concretas y problemas cotidianos, de una forma sencilla, sin necesidad de grandes conocimientos y con una inversión económica mínima, que no están los centros para grandes estipendios. Y lo haré a dos niveles: la primera parte de cada artículo para aquellos que aún se sienten inseguros y la segunda parte para aquellos valientes que ya saben bastante, pero quieren saber más.
¿Por dónde empezar? Pues sin duda, por el tiempo.
EL TIEMPO DE TRANSFERENCIA DE DATOS: Cómo transferir 8 Gb en 15 segundos.
¿Cuántas veces hemos necesitado hacer copias de seguridad del ordenador de dirección o de secretaría que se han vuelto eternas? ¿Cuántas veces hemos estado mirando absortos la pantalla de nuestro ordenador mientras se copiaban al disco duro las fotos de la última actividad extraescolar? ¡Por Dios, pero cómo hacéis tantas fotos! ¡Y además videos!
No sé si muchos hemos caído en la cuenta de que últimamente han aparecido en el mercado unos cables USB, e incluso unos pendrives, cuyos conectores son de color azul (y también los conectores de los ordenadores). No se trata de estilismo, sino de velocidad de transferencia: estos dispositivos denominados USB 3.0 son la última versión de este estándar Universal Serial Bus, con una velocidad de transferencia de datos de hasta 600 Mb por segundo (dependiendo del dispositivo) es decir, 10 veces más rápidos que los USB 2.0 de color negro y aptos para Windows 7, 8, 10 y MacOs.
Si nuestro ordenador no dispone de estos puertos USB (condición sine qua non) no podremos conseguir esta tasa de transferencia, por mucho que nuestro pendrive o disco duro externo sean 3.0. Y aquí es donde intervenimos nosotros, porque añadir esos puertos a nuestro ordenador es una tarea realmente sencilla.
Lo primero que debemos conseguir es una Tarjeta PCI de puertos USB 3.0 (recordad, de color azul). Las hay de dos puertos, cuatro… y su precio oscila entre los 12 € y los 20 €. Como veis, no se trata de un gran desembolso. Su instalación es tan fácil como, retirando la tapa lateral de nuestro PC, insertarla en un puerto PCI libre (con el ordenador apagado). Al iniciar el sistema operativo será reconocida de forma automática y podremos empezar a disfrutar de ella. Si su ubicación, en la parte trasera de nuestro ordenador, nos dificulta el acceso podremos adquirir un cable macho-hembra USB 3.0 (cuyo coste oscila entre los 5 € y 10 €) o, mejor aún, un hub USB 3.0 (un multiplicador o “ladrón” de puertos) cuyo precio oscila entre los 10 € y los 20 €. Así, de dos puertos en el PCI podemos “sacar” cuatro con el hub. ¡Y listo!
EL TIEMPO DE EJECUCIÓN DE TAREAS DE NUESTRO DISCO DURO: Inicia tu escritorio en 10 segundos.
Para usuarios un poco más avanzados, hablaremos ahora del avance tecnológico más importante de los últimos años para los ordenadores personales. Se trata del disco duro sólido o, por sus siglas en inglés, SSD (Solid State Disk). Los discos duros SSD funcionan de forma parecida a como funciona un pendrive, y no necesitan un cabezal para leer los datos del disco duro. De esta forma, al no tener piezas móviles, son más pequeños que los discos duros tradicionales y mucho más veloces, alcanzando, como en el caso anterior, velocidades de hasta 500 Mb por segundo y reduciendo al mínimo el tiempo de respuesta para realizar una tarea, tanto que, desde que pulsas el botón de encendido, hasta que se carga el escritorio de Windows, ¡apenas pasan 10 segundos! ¿Increíble verdad? Y, además, al no tener partes móviles, apenas hacen ruido y se calientan muchísimo menos.
¿Cuál es la desventaja? El mayor problema no es su precio que ronda los 80 € para un disco sólido de 240 Gb (algo más elevado que los discos duros antiguos). El inconveniente más importante es que necesitamos contar en nuestro ordenador con conectores SATA3 para que pueda rendir al 100%, pero si son SATA2 o SATA1 seguirá siendo mucho más rápido que nuestro antiguo disco duro. Además, está el problema añadido de ¿cómo pasar la información del disco duro viejo al nuevo SSD.
Por supuesto la mejor opción es instalar el sistema operativo deseado desde cero para, posteriormente, instalar de nuevo los programas y, por último, volcar la copia de seguridad de los documentos del centro. Pero si no estamos dispuestos a realizar esta tarea, bien por desconocimiento bien por falta de tiempo, y queremos hacer una copia de seguridad del disco duro con algún programa como Ghost o el software libre Clonezilla para migrarla posteriormente al disco SSD nos vamos a encontrar con algunos problemas, además de que es un proceso algo complejo, sobre todo con las particiones ocultas que hace Windows. No obstante, si algún valiente se atreve en el siguiente blog puede encontrar un tutorial bastante bueno: http://evelb.es/blog/migrar-sistema-operativo-de-un-hdd-a-ssd/
Por último, hay que tener en cuenta que la ventaja del SSD es realmente aplicable a los programas y que su tamaño “reducido” no nos aconseja utilizarlos como discos de almacenamiento de información. Para almacenar archivos de texto, imágenes y videos podemos seguir utilizando el disco duro tradicional si, para ello, necesitamos más espacio del que nos ofrece el SSD.
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