Autor: Jose Luis Garcia-Ochoa Martín-Forero.
Lo primero que necesitamos es saber los tipos de procesadores que nos podemos encontrar en nuestro PC. Tenemos dos empresas que nos suministran estos dispositivos, AMD e Intel. Centrándonos en Intel, que es la más conocida y la que encontraremos con mayor facilidad, tenemos cuatro tipos de procesadores básicos:
Atom: De uso en los miniportátiles, nos permite poco consumo de energía pero poca potencia. Esta sería una opción típica cuando queremos un ordenador pequeño, tamaño cuartilla, que nos permite mucha movilidad debido a su poco peso.
I3: Este procesador es el inicio de la gama para portátiles y sobremesa. Es un procesador con no mucha capacidad de procesamiento, pero suficiente para la mayoría de nuestro uso. Es el típico que usaremos en ordenadores en los que trabajamos con procesador de texto, vemos vídeos en internet, etc., en definitiva, un uso contenido.
I5: Con este procesador podemos realizar un trabajo más o menos intenso en cuanto a muchas aplicaciones abiertas, vídeos en 4k, juegos, etc. Sin ser el máximo de gama, nos puede venir bien en la mayoría de las ocasiones.
I7: Con este procesador podemos pedir un alto rendimiento a nuestro equipo, lo podemos usar para jugar de forma intensa, ver que funciona de forma fluida, etc.
Aún quedaría un i9, de reciente aparición, pero quizás se escapa un poco a lo que sería el uso doméstico de un ordenador.
Sin embargo, podemos tener confusión en cuanto a los procesadores. Podemos encontrar un ordenador con un i7 que sea más barato que un i5, ¿cómo es
posible eso? En este caso tenemos que ver el “apellido” del procesador. Por ejemplo, un procesador i7-5700HQ nos está diciendo que este procesador es de quinta generación, por el 5 que inicia el “apellido”. Teniendo en cuenta que ahora mismo se ha lanzado la octava generación, es posible que un
procesador i7 de quinta generación sea inferior a un i5 de octava, de ahí la diferencia de precios.
Evidentemente, cuanto más moderno el rendimiento será mejor. Ahora lo ideal es que fuera de octava generación, permitirá mayor capacidad de procesamiento y mayor ahorro de energía.
Lo siguiente a tener en cuenta es la memoria RAM. Por supuesto que cuanta más memoria será mejor, sobre todo nos ahorraremos dinero porque así evitamos expansiones futuras. Lo que tenemos que mirar en este caso es si la memoria es DDR3 o DDR4. Hay que tener en cuenta que a igual velocidad del reloj del sistema, la DDR4 funciona al doble velocidad que la DDR3, que afectará a la velocidad de respuesta del ordenador.
Otro aspecto importante es saber si queremos un ordenador que tenga un disco SSD o no. Lo que nos va a permitir un disco SSD va a ser aumentar la velocidad, sobre todo de arranque, del sistema. Sin embargo, hay que tener en cuenta que un fallo en un disco SSD es muy difícil de subsanar y dará una pérdida de datos, mientras que uno tradicional tiene opciones de recuperación.
Actualmente podemos encontrar diferentes configuraciones de equipos, con disco duro tradicional, disco duro tradicional y SSD, y disco duro SSD solamente.
El tener un disco duro SSD aumenta el precio del equipo, por lo que tendremos que valorar si la mejora de prestaciones del equipo compensa el sobrecoste.
Otro aspecto importante, sobre todo desde la popularización de redes de fibra, es el tipo de conexión WiFi que permite el equipo. Tradicionalmente todos los equipos proveen una conexión 802.11 n, que permite 300Mbps. Con las redes tradicionales ADSL el cuello de botella lo teníamos en el router de nuestro proveedor de internet, sin embargo, si tenemos fibra óptica, el cuello de botella va a pasar a nuestra conexión Wifi. Para evitar esto, se ha creado un nuevo estándar, 802.11ac, que permite velocidades de más de 2000 Mbps. Será necesario tener en cuenta esto si queremos reproducir vídeo en 4K, jugar el línea, o semejante.
Por último, un aspecto importante es el tipo de tarjeta gráfica que tiene el equipo. Antes se solía tener en cuenta la tarjeta gráfica para juegos, sin embargo, con la popularización de vídeos y televisión por cable, el importante disponer de un buen equipamiento para poder reproducir correctamente los programas. En general, vamos a tener dos opciones, una tarjeta gráfica integrada en el microprocesador, en general la reconoceremos con el nombre de HD Graphics, o bien una tarjeta externa. La tarjeta integrada es relativamente limitada, con lo que tendremos que acudir a una tarjeta externa. Dicha tarjeta a su vez dispone de memoria RAM propia y su propio procesador.
Resumiendo, podemos decir que podemos encontrar equipos bastante asequibles, pero con capacidades relativamente limitadas, o bien equipos con un precio bastatne abultado, pero capacidades dobresalientes. Lo que nosotros tenemos que valorar es el uso que vamos a dar a ese ordenador, y a partir de ahí, elegir los componentes del equipo para que ese uso sea lo más fluido posible.
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