Autora: Noelia Sanchez Gómez.
Conocer bien los diferentes lenguajes visuales es una buena forma de interpretar lo que nos rodea. Al cabo del día vemos muchos contenidos audiovisuales, no solo en nuestros ratos de ocio (cine, shows, series, videojuegos…) sino también en el trabajo (presentaciones, videos explicativos, tutoriales…).
Es necesario pues, que sepamos discernir aquello que es importante de aquello que no lo es para poder valorar adecuadamente lo que visualizamos. Debemos sopesar si la narración audiovisual es correcta (si nos gusta o no será una cuestión personal) y si cumple los objetivos. Para ello debemos reconocer cuales son esos objetivos, porque las imágenes (con audio o sin él) no son elegidas al azar, al igual que sucede con una novela donde cada palabra está sopesada.
Identificar si el lenguaje visual es publicitario, artístico u objetivo, saber si la función es exhortativa, informativa, estética o recreativa será fundamental para distinguir lo que nos quieren transmitir en la narración audiovisual. Por este motivo es fundamental tener referentes visuales. Para este fin, y como un buen referente audiovisual, os recomiendo la película E.T. dirigida por Steven Spielberg en el año 1982 y que sin duda alguna será una delicia para toda la familia.
Muchos de los que leéis estas líneas habréis crecido con E.T. El Extraterrestre, al igual que yo misma. Este filme dejó una profunda huella a toda una generación y os invito a compartir este sentimiento con los más pequeños de la casa, porque no debemos privarles de esta maravillosa película.
La historia, escrita por Melisa Mathison, es un canto a la amistad y a la esperanza, una emocionante y divertida película que nos transporta a una fantasía muy real donde se subrayan valores humanos que realmente necesitamos.
Muchos de los niños y niñas en su proceso de crecimiento personal sufren por la falta de una amistad leal, por las dificultades para encajar con los demás o viven una lucha interna para aceptarse a sí mismos. Este tema es universal y aparece muy bien reflejado en esta película, que sigue siendo vigente pese a que ya supera los treinta años. El propio Spielberg decía “cuando yo tenía 9 años deseaba tener un amigo que viniese de las estrellas y creciera conmigo. Pienso, en definitiva, que de ese deseo surgió la idea de hacer E.T.”.
Uno de los momentos mágicos del largometraje es la escena donde Elliot, el niño protagonista, junto con el extraterrestre vuelan en una bicicleta con la luna de fondo. Esta imagen ha quedado para la posterioridad siendo un icono de finales del siglo XX. De hecho, el propio Spielberg lo ha utilizado como imagen para su productora.
E.T. es un hito de la ciencia ficción y el cine familiar, estuvo nominada a nueve premios Oscar siendo galardonada con cuatro. Cabe destacar el de mejor banda sonora por la inolvidable composición de John Williams, que nos sumerge en la historia y que nos ayuda a vivirla.
En los tiempos actuales no hay muchas películas de ciencia ficción en las que los niños sean los protagonistas y que no sean de animación. Una recomendable excepción sería la serie ‘Stranger Things’.
Creo sinceramente que esta es una película vital para cualquier niño o niña que desee soñar sin trasladarse a lugares lejanos.