Autora: Esther Soria Aldavero.
Mirar a papá mientras se afeita, y querer meterle los dedos en la cara cubierta de espuma. Me encanta pegar la cara contra el cristal helado y dibujar un corazón con la nariz, en el vaho. Me encanta cuando viene a casa el amigo de mi hermano y besa a todo el mundo, menos a mí, y mamá le dice: “¿No le das un beso a Clara, Iván?” Y él se pone rojo. Me encanta subirme a una silla después de cenar y decir “silencio todo el mundo, voy a recitar una poesía”. Me encanta cuando María y yo pasamos corriendo por delante de la frutería cantando “la frutera es la pera”. Y en verano, en la playa, me encanta contar los pelos del pecho de papá mientras él lee tumbado en su toalla. Nunca consigo contarlos todos, de tantos que tiene”.
A mí me encantan estas autoras. Y este libro. Disfrutar cada ilustración, cada frase, y pensar en sus enormes posibilidades. Me encanta felicitar mentalmente a todas las personas que aún disfrutan con los niños de momentos caseros, tiernos, divertidos, cercanos, enriquecidos en emociones… y gratuitos. Y reivindicar que consigamos esta normalidad familiar en los ratitos de ocio (reiterando ocio, no solo tiempo libre, cuánta necesidad tenemos de valorar el tiempo tranquilo en familia como ocio de lujo), y reclamar la no sobreexigencia o sobrecomplacencia a los niños (qué peligrosos ambos extremos). Que conste que admiro yo a los padres tecnólogos, artistas en papelería y manualidades y otras cualidades estupendas que puntualmente alegren y formen en las largas jornadas de tiempo libre…. Pero me encanta recordar que el tiempo libre también puede ser ocio conversacional, donde unos padres tienen tiempo para su cuidado personal, su propia actividad de ocio, su decisión de qué les apetece hacer… en compañía, observación y conversación CON sus hijos presentes, haciendo, como muchos hicimos, aprendizaje y acompañamiento en tareas laborales, personales y de ocio elegidas por nuestros padres. Créanme que también tiene su gran beneficio que sepan y sientan que NO deciden todo, y también que se aburran, que aprendan a esperar… Y mientras, tener tiempo para pensar, reflexionar, construir su identidad personal y creatividad de pensamiento, porque esto precisa un poquito de tiempo en soledad supervisada. Porque no hace falta apuntar a los niños a clases instruidas de relajación y mindfulness si vamos a ellas corriendo con horarios ajustados destruyendo su efecto, sin percatarnos de que eso también se consigue en casa; de hecho, se disfruta de forma más natural y continuada en casa. Y estar a gusto al lado de una persona en silencio, siempre es un momento atencional maravilloso.
Pues he aquí con este precioso libro de Me encanta un ejemplo bonito de cómo potenciar lo divertido de la rutina, de regalar tiempo compartido que creo yo, y transmito en base a lo que observo, leo y escucho de mis fuentes, hace tanta falta, para que los niños estén un poquito menos instruidos y estimulados en actividades maravillosas, pero tengan más tranquilidad y autoconocimiento emocional, sin miedo a quedarse sin algo que hacer, sin un objeto entre las manos, sin un adulto que deje todo por ellos y solo se dedique a atenderle. Pues este es un ejercicio fácil de replicar con los pequeños y jóvenes, realizar su propio cuento de qué cosas le encantan, y realizar dibujos (mejor que fotografías) para guardar un genial recuerdo de ello. Hasta explicarlo y compartirlo con la familia y amigos o hacer un cuento conjunto en clase es una divertida opción. Escribir, ilustrar y verbalizar lo positivo de los pequeños momentos es disfrutar de las emociones agradables, y reforzar los lazos positivos que vinculan emocionalmente a las personas. También puede hacerse algo similar con momentos que detesten, y conseguir de repente una catarsis o comunicación de situaciones, personas o emociones que les generen malestar. Es una manera más de conocer a nuestros niños y ayudarles a identificar, expresar y después gestionar sus emociones agradables y desagradables.
Para cuando sean mayores, también tengo una sugerencia para disfrutar con calma en casa. Porque no sé si valoramos lo suficiente los excelentes profesores que se esconden con humildad en las aulas de nuestros centros, y que cuando salen de ellas se dedican a hacer maravillas como esta de http://funwithfunctions.es. Qué pena que los alumnos no les pidan autógrafos, aunque me consuela saber que su positivo modelo les influirá más de lo que parece y más que los distantes en las decisiones importantes. Espero que si la próxima vez que voy hacia el trabajo por la mañana les pregunto a los alumnos que se me cruzan por la carretera sin mirar, cual corzos urbanos, o a los que adelanto andando porque les es complicado leer y desplazarse con buen ritmo, me respondan que sí, que están mirando estas funciones. En caso contrario, seguiré con ganas de decirles lo que me preocupa verlos desfilar solos, mirando aferrados al móvil, sentirlos inseguros y asustados sin él, convertidos en esclavos sociales de una pantalla. Menos mal que aún quedan alumnos que mientras van al insti hablan, se ríen, critican a sus profesores y hasta sueltan algún taco; de verdad que consuela y prefiero a estos jóvenes naturales, espontáneos y conectados con lo real.
También me encanta que además de las potentes tecnologías y sistemas de comunicación siga existiendo gente que mantenga los detalles escritos a mano, y me re-encanta comprobar que hay personas buenas, observadoras y muy generosas que dedican un tiempo a pensar en los demás, y escriben cosas como “me hace ilusión enviarte (…) este calendario que te llamó la atención aquella vez en mi despacho, hay muchas emociones escondidas detrás de sus dibujos y colores”, como hizo Carmen con este ejemplo de Palokailustrada. Seguro que hasta a mi cartero le encanta haberse encontrado, como excepción, con un sobre amarillo diferente y alegre entre sus aburridos y cotidianos sobres blancos…El día que lo conozca, me gustaría contarle cómo me alegró una complicada tarde llegar a casa y encontrar esta carta, poniéndome contenta al recordar que una amiga acogedora con letras mayúsculas ha llegado al sitio y momento que merece: gracias Olaya por el tiempo dedicado a transmitir buenas emociones. Si algún día tienes miedo por las noches, les recomendaré a tus padres una divertida sugerencia que Minnie y Natali Fortier descubren en su libro Me encanta: La otra noche, cuando tuve una pesadilla horrible y fui a la habitación de papá y mamá para dormir con ellos y me dijeron “vuelve a tu cama, somos nosotros los que vamos a dormir contigo” Y se acostaron cada uno a un lado de mi cama y papá acabó en el suelo y luego mamá y nos reímos mucho porque querían volver a acostarse en mi cama y yo ya no quería.
Imágenes:
- http://www.editorialkokinos.com/libro/me-encanta
- http://funwithfunctions.es/
- https://www.instagram.com/palokailustrada/
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