Autora: Esther Soria Aldavero.
Comunidad educativa. Curriculum oculto. Espacios de aprendizaje. Cultura de Centro. Alumnos competentes. Términos que también descansan de los documentos en los que figuran y salen al recreo. A la cafetería, lugar paradisiaco para una enriquecedora observación y experimentación de la cultura natural de un centro educativo.
Siempre suele ser graciosa la reacción de tus alumnos cuando te los encuentras por la calle. Desde la etapa de infantil a la de secundaria, en diferentes ambientes y con diferentes compañías, su reacción oscila entre la sorpresa, la curiosidad, la alegría, la vergüenza, el silencio, las bromas, la evitación, el cariño…
En la cafetería, están en un ambiente más cercano a las clases, y les gusta observar y comentar entre ellos qué bebes, qué comes, con quién sales al recreo, si fumas… y el contenido que intentan captar sobre lo que hablas. Siempre me ha parecido un buen momento y lugar de encuentro para fomentar la confianza y naturalidad de la relación que estableces como profesor con los alumnos, siendo consciente del modelo que somos para ellos. El recreo, la cafetería, aporta muchísima información sobre las relaciones sociales de un alumno, su educación, autonomía, dinero que maneja en el centro, hábitos de alimentación… entre otros aspectos.
Hace unos días visité el IES Santa Catalina de El Burgo de Osma (Soria). No necesitaba constatar el nivel humano de este centro, con un fantástico equipo educativo implicado por la calidad y un estilo de dirección inclusivo, innovador, amable y entusiasta. No era fácil elegir cuál de los carteles de la entrada leer, dado su programa de alumnos mediadores y la interesante visualización que del mismo y otras actuaciones existe en las paredes y decoración del centro.
Pero captó mi atención el cartel naranja. Ese cartel casero, sencillo, que reflejaba lo que siempre he pensado mejoraría la vida del personal de una cafetería, generalmente estresado por una avalancha de ansiosos alumnos y apresurados profesores…
Por favor. Encargad los bocadillos en los 5 minutos del primer descanso. (Para tener más tiempo de prepararlos). Gracias. Sonia.
Y Sonia Alcaraz Carro, responsable de la cafetería del instituto, escuchó cómo una desconocida entraba, observaba preparar con absoluta eficiencia los bocadillos y cafés, y la felicitaba por el cartel y su estupenda organización. Me explicó y enseñó cómo apunta cada día en esos 5 minutos del primer descanso quién encarga y paga cada bocadillo, pudiendo así prepararlos con más calma, calidad y antelación.
Pero no solo eso. Impresionada me quedé viendo la entrada ordenada de los alumnos, cómo hicieron una espontánea fila, cogieron por orden sus bocadillos, y se apartaron para hablar y comérselos a un lado en grupos, tranquilamente… Uno de ellos cogió su bocadillo, y además, una galleta de un plato que Sonia pone encima de la barra (buen detalle, siempre hay chicos que han olvidado el almuerzo, dinero, o la confianza para decir que no hay ninguna de esas dos cosas). La cogió y preguntó después sonriendo a Sonia “¿Puedo?” (Educación y respeto tras el refuerzo ya conseguido, punto positivo doble).
Los profesores no estaban guiando esta estupenda organización, estas naturales y educadas habilidades comunicativas… solo las compartían, casi diría, las disfrutaban. Pero cuando pudo llegar Teresa, la directora, al abrazo habitual que siempre apetece darle se unió mi felicitación, extendida a Sonia. Esto es de verdad éxito educativo, y visualizo todas las competencias de aprendizaje de los alumnos por encima de un rico pincho de tortilla…
Tal vez cuando Sonia lea este artículo, que le dije escribiría, ya no regente esta cafetería, lo que nos recuerda cómo las condiciones laborales no siempre son justas con un trabajo de gran calidad e importancia. “Que se vea en las fotos que es alimentación saludable ¿eh?”, me dijo, mostrando su interés en el cuidado de los ingredientes que ofrece a los jóvenes. Ahí queda la atención por un desarrollo integral, que seguro las familias también agradecen.
El personal no docente desempeña un importantísimo papel en la educación de los alumnos. Y les aseguro que la implicación del personal de administración, limpieza, cafetería, comedor, conserjería, reprografía… condiciona más de lo que a veces valoramos la calidad y funcionamiento diario de un centro. Es necesario estimar y expresarles la valoración de su trabajo, de las habilidades sociales, emocionales y de autonomía que los alumnos aprenden con ellos, cuidar como adultos a estos compañeros (escuchar por ejemplo como una señora de la limpieza te agradece que le dejaras un bombón el día de tu cumpleaños diciendo emocionada “nos gustó e hizo ilusión porque así vemos que no somos invisibles”), y exigir a los niños que respeten y valoren su trabajo como el de sus profesores y cualquier persona del entorno. Esto es calidad, inteligencia emocional intra e interpersonal, y lo que define a una comunidad educativa unida, inclusiva y con éxito educativo. Muchas gracias por tu ejemplo Sonia, y suerte en tu nueva etapa.
Imágenes:
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