Autora: Mª Carmen Martínez Magaña.
Aproximadamente tres de cada 1.000 bebés nacen con una pérdida auditiva, siendo este tipo de alteraciones una de las anomalías congénitas más frecuentes. Los problemas auditivos también se pueden desarrollar más tarde en la vida de una persona. Pero, ¿qué es una deficiencia auditiva? Es una pérdida o anormalidad de la función anatómica y/o fisiológica del sistema auditivo, que tiene como consecuencia inmediata una discapacidad para oír, lo que implica un déficit en el acceso al lenguaje oral.
La audición es la vía principal a través de la cual se desarrolla el lenguaje y el habla. Cualquier trastorno en la percepción auditiva del niño/a, a edades tempranas, va a afectar a su desarrollo lingüístico y comunicativo, sus procesos cognitivos y a su posterior integración escolar, social y laboral.
Pero para entender cómo y por qué se producen las pérdidas auditivas, es necesario saber cómo funciona el oído.
El oído se divide en tres partes diferentes: el oído externo, el oído medio y el oído interno. Estas tres partes trabajan conjuntamente para que una persona pueda oír y procesar sonidos. El oído externo, o pabellón auditivo (la parte visible del oído), capta las ondas sonoras, que posteriormente viajan a través del conducto auditivo externo.
Cuando las ondas sonoras llegan al oído medio golpean el tímpano haciendo que éste empiece a vibrar. Al vibrar, el tímpano hace que se muevan los huesos que integran la cadena de huesecillos del oído, denominados martillo, yunque y estribo. Estos huesos, al vibrar, ayudan a propagar el sonido hasta el oído interno.
Seguidamente las vibraciones llegan a la cóclea, que está llena de líquido y recubierta en su interior de miles de pequeñas células pilosas o cilios. Las vibraciones sonoras hacen que estos pelitos se muevan y transformen las vibraciones en señales nerviosas, a fin de que el cerebro pueda interpretar los sonidos.
Según el lugar de la lesión podemos clasificar las pérdidas auditivas en distintos tipos de hipoacusias: de conducción, sensorial y sordera.
- Hipoacusia de conducción o transmisión: ocurre cuando hay un problema en una parte del oído externo o medio. La mayoría de los niños/as con hipoacusia de conducción tienen una deficiencia leve que suele ser temporal porque en la mayoría de los casos se puede tratar médicamente.
- Hipoacusia sensorial o perceptiva: ocurre cuando la cóclea no está funcionando correctamente porque las pequeñas células pilosas que recubren su interior están dañadas o destruidas. Dependiendo del grado de deficiencia, un niño/a puede ser capaz de oír la mayoría de los sonidos (aunque más apagados), solamente algunos sonidos o ningún sonido en absoluto. Las deficiencias auditivas sensoriales casi siempre son permanentes y pueden influir negativamente sobre el habla del niño/a.
- Sordera central: ocurre cuando existe pérdida de reconocimiento del estímulo auditivo por la lesión de las vías auditivas centrales.
- Sordera mixta: aquella que la patología está tanto en la vía de conducción del sonido, como en la de percepción.
Autora: Mª Carmen Martínez Magaña
Imagen: pixabay