Autora: Mª Carmen Martínez Magaña.
El origen de la sordera puede ser congénito o adquirido. Dependiendo de la frecuencia: alta, moderada o baja, con la que aparece podemos establecer una catalogación.
Entre las causas más generalizadas, de mayor frecuencia, de la sordera encontramos la herencia genética y la otitis media crónica.
En cuanto a los orígenes más comunes de pérdida auditiva, frecuencia media, encontramos casos donde se ha producido exposición a un ruido excesivo, escuchar música muy alta principalmente con auriculares, problemas en el nacimiento o posteriores al mismo, parotiditis (paperas), sarampión, ingesta de medicinas ototóxicas (fármacos con efectos nocivos sobre el oído interno), meningitis, y presencia de cuerpos extraños en el pabellón auditivo.
Aquellas causas menos usuales son las relacionadas con la malnutrición, tumores, traumas, enfermedades cerebro-vasculares y el Síndrome de Ménière.
Cuando abordamos las causas de la sordera no podemos obviar ni dejar de lado los factores personales de cada persona afectada lo que genera importantes diferencias individuales.
Hablamos de características como el nivel cognitivo, la presencia o ausencia de deficiencias asociadas, motivación, personalidad, núcleo socio-familiar e incluso, el ámbito educativo donde cada individuo se desarrolle.
¿Cómo diagnosticar una hipoacusia?
El médico encargado es el audiólogo. Desde los primeros días de vida, a los bebés, se les realizan pruebas que descarten problemas auditivos. No obstante, si tenemos la mínima sospecha o si observamos ausencia de reacción de los bebés ante ruidos y sonidos sería necesario consultar con el médico a la mayor brevedad para que pueda aconsejarnos de los pasos a seguir.
La estrategia diagnóstica a la hora de diagnosticar una hipoacusia se centra principalmente en las hipoacusias postnatales.
El proceso, que llevará a cabo un audiólogo, en el caso de pérdidas auditivas en niños, adolescentes y adultos sería el siguiente:
– Anamnesis. Entrevista inicial con el médico responsable que determinará un diagnóstico inicial que ayudará a orientar la exploración y las pruebas complementarias a realizar.
– Exploración física. Otoscopia.
– Pruebas audiológicas. Sin unas exploración audiométrica no se puede confirmar un diagnostico. Estas pruebas serán subjetivas, requieren la colaboración de la persona, y objetivas, con las que se miden respuestas fisiológicas ante determinados estímulos.
Autora: Mª Carmen Martínez Magaña
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