Autora: Mª Carmen Martínez Magaña.
Ya se ha iniciado un nuevo curso escolar, una vuelta a las aulas que puede ser diferente a años anteriores. Cada día, se perciben en las clases alumnos inatentos, desmotivados, cansados…incluso, desde primeras horas de la mañana. ¿Cómo llamar su atención? ¿Qué podemos hacer los docentes para conseguir una escucha activa por parte del alumnado?
La propuesta que os hago llegar desde este artículo, basándome en numerosos estudios de neurociencia donde se afirma que aprendemos a través del movimiento, es la implantación en las aulas de descansos activos. Un ejemplo de una de estas investigaciones, realizado por la Universidad de NewCastle, confirma los beneficios que ofrece la conexión entre cuerpo y mente a través de la unión de las Matemáticas y la Educación Física.
Dicho estudio se llevó a cabo en un colegio de Primaria con muy pocos alumnos siguiendo el entrenamiento por intervalos de alta intensidad. Su funcionamiento se desarrolló con una serie de actividades. De entre todas, los expertos destacaron una, como la que más impacto causó en el alumnado: el juego ‘Rob de Nest’: durante 30 segundos o un minuto, los estudiantes tenían que correr y recolectar judías en una bolsa numerada. Durante los 30 segundos de descanso, las contaban y clasificaban por números pares, de mayor a menor, etc.
Después del programa, los investigadores observaron mayor motivación e involucración por parte de los estudiantes a la hora de estudiar Matemáticas. Esto fue debido según, Chema Lázaro, profesor del Máster de Neurodidáctica en la Universidad Rey Juan Carlos, a que “la práctica de ejercicio físico ‘despierta’ al cerebro activando diferentes áreas relacionadas con el sistema motriz, la capacidad de atención y la inhibición de la impulsividad. Además, al practicar ejercicio oxigenamos este órgano, algo que le hace tomar disposición para la adquisición de cualquier otro aprendizaje”
Pero, ¿qué es un descanso activo?
Podríamos definirlo como un periodo de actividad física situado entre sesiones de clase en sedentación, con el objetivo de activar cognitivamente al alumnado. Sería interesante llevar a cabo un descanso activo cada cuarenta y cinco minutos.
José Ramón Gamo, socio fundador de Centros CADE (Centro de Atención a la Diversidad Educativa) con presencia en Madrid y Segovia, explica desde la neurodidáctica, los beneficios del movimiento para el aprendizaje “Estar estáticos tantas horas, implica menor liberación de dopaminas, por lo tanto hay menos conectividad en la corteza prefrontal, que es donde están las funciones ejecutivas, fundamentales en el proceso de aprendizaje. Además bajan los niveles de oxigenación del cerebro”
Parecen quedar pocas dudas de las evidencias y los beneficios que el movimiento puede llevar a nuestras aulas ¿Estáis dispuestos a introducir cambios en vuestro día a día? En el próximo artículo os dejaremos una serie de ideas que os ayuden a desarrollar esta tarea.
Autora: Mª Carmen Martínez Magaña
Imagen: pixabay