INSTITUTO: Escuela de Arte Valladolid y Superior de Conservación.
Trabajo colectivo de los alumnos de Ilustración de la Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de BC de Valladolid
Isaac Macho
Hay pocos contrastes tan aleccionadores para un joven que nunca ha tenido la oportunidad de ver un rito tradicional, bucear en su historia y lograr captar el espíritu de sus personajes a través de su propia creatividad. No digamos si esas figuras están llenas de seducción y misterio como es el caso del rito de Los Carochos.
Los alumnos de segundo de Ilustración de la Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de BC de Valladolid han investigado en equipo para plasmar su punto de vista gráfico sobre esta fiesta ancestral que todos los años se celebra el 1 de enero en la localidad zamorana de Riofrío de Aliste.
Durante varias semanas, alumnos y alumnas han participado en varios grupos de trabajo, con estrategias y técnicas diferentes. Dirigidos por la profesora Rosa Rico, en colaboración con los también docentes Germán G. Sinova y José Luis Recio, han concebido en su ordenador universos distintos, a pequeña escala, unidos por el hilo de la magia de las mascaradas hasta transformar su criatura en una lona gigante de 3 metros.
Fruto de este empeño pedagógico es el mural que, a partir de ahora, colgará ya para siempre en la exposición “Máscaras en acción: Los Carochos”, comisariada por José Luis Alonso Ponga, director de la Cátedra de Estudios sobre la Tradición de la Universidad de Valladolid y abierta al público en el Centro Regional de Artesanía de Castilla y León (CEARCAL), de Valladolid.
“Uno de los objetivos fundamentales de este trabajo es preparar a los alumnos a situaciones reales de la vida laboral en las que
un cliente pide al profesional un determinado proyecto, con unos plazos concretos y diferentes soluciones”, señala la docente de Producción Gráfica Industrial, Rosa Rico.
Igualmente, continúa la profesora, “para ellos es muy interesante manejarse a este tipo de escalas, experimentar, intercambiar ideas, plantear estrategias de trabajo, aprender a dosificar el tiempo e ir perdiendo el miedo cuando trabajen en estas dimensiones”.
Una vez preparado el archivo gráfico, para completar el proceso creativo, tuvieron que analizar las pruebas, situar las dimensiones de los distintos personajes, ajustar los matices en la gama de colores y enviar la producción a la imprenta.
Interpretar a los personajes
Una de las mayores dificultades de los alumnos a la hora de diseñar los elementos más destacados del rito, después de haberse documentado exhaustivamente, fue “la manera de enfocarlo y estudiar cómo encajar cada personaje”, dice Pablo Alcalde. Para Irene de la Calle, uno de los retos de su ilustración era “combinar tradición y creatividad” sin perder las esencias de la fiesta, en su caso concreto, el baile de las cencerras por parte del Diablo Chiquito.
Carlos Blanco Novo considera que, en un primer momento, “el mayor problema a la hora de representar las figuras de los dos protagonistas de Los Carochos –en su obra- fue llegar a interpretar las personalidades ficticias que podrían llegar a tener los personajes”. También confiesa que “interpretar a un figurante con esas extrañas vestimentas es complicado a la hora de reproducirlo según mi propia forma de verlo”.
Estefanía Cifuentes y Alba Escudero entienden que armonizar todos los objetos que forman parte de la composición con el entorno y el pueblo exigía cierta complejidad, además del inconveniente de conjugar los intereses artísticos de tantos compañeros al ser una tarea colectiva.
A estos obstáculos, con sus evidentes valores positivos, hay que sumar otros factores a tener en cuenta como la interpretación que es necesario hacer de los personajes y algunos de sus objetos como el carro, los animales, las tenazas como elemento principal…, “desde luego, parece una situación extraña aunque me ha agradado el trabajo por su novedad y por ser tan diferente a lo que hacemos habitualmente, sobre todo, para quienes no estamos acostumbrados a ver fiestas tradicionales por haber nacido en la ciudad”, sostiene Lidia Aramayona.
Rebeca Blázquez y su grupo eligieron cinco personajes de esta celebración –los dos diablos, El Galán, La Madama y El Ciego- y situaron en el horizonte casas y montañas que ayudan a destacar el espíritu de los actores utilizando el humo, que desprenden los diablos, para mezclar los diferentes ambientes.
Trabajo colectivo
Pero, quizás, el mayor brete que tuvieron que superar los jóvenes ilustradores de la Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de BC de Valladolid se centraba, a la hora de dibujar, en “adivinar” cómo podía verse el trabajo finalizado en un formato solicitado de 3 metros de largo cuando en su mesa de estudio apenas alcanzaba la dimensión de un A3.
Aunque la obra elegida para la exposición “Máscaras en acción: Los Carochos” pertenece a Carlos Blanco Novo, todos los compañeros y compañeras han colaborado con sus puntos de vista en la confección de esta creación colectiva. Por eso, el proyecto debe recoger también los nombres del resto de participantes: Pablo Alcalde Soler, Lidia Aramayona Velasco, María Asensio Nogueira, Rebeca Blázquez Valle, Rebeca Cañedo Fernández, Estefanía Cifuentes Cea, Sara Córdova Martínez, Irene de la Calle Álvarez, Beatriz del Barrio del Villar, María Díez de Guevara, Alba Escudero Alonso, María Teresa García Corona, Ricardo Longo Gallardo, Cristina Martín Moretón, Myriam Martínez Llorente, Isabel Merino Cebrián, Gracia Molpeceres Sancho, Jesús Muñoz Fernández y Alba Muñoz Rubio.
Blanco Novo, autor del mural impreso, avala su trabajo artístico indicando que “decidí incrustar el personaje más representativo de forma que fuese el que más destacase en la composición, mientras que en un segundo plano observamos el carro y en un tercero, el pueblo donde tiene lugar el festejo. En la parte inferior izquierda podemos ver a ambos demonios intuidos, danzando, en forma de silueta”, dice.
Otro de los elementos que destacan, asimismo, en el mural son los puntos y responden a “mi marca personal, algo que considero muy de mi estilo y que quería que apareciese en la lona. Simbólicamente podríamos hablar de esos puntos como la magia de los carochos”.
Fuente de inspiración artística
Los colores oscuros, grises y negros, y sobre ellos, el rojo y el naranja, fueron elegidos por el ilustrador a partir de la temática tradicional de la fiesta. Sobre sus principales fuentes de inspiración para realizar esta creación sobre la mascarada de Riofrío de Aliste (Zamora), Carlos Blanco Novo apunta que acudió a los demonios japoneses para reinterpretar al carocho, y en cuanto a la figura de El Ciego esta se basó, en cierto modo, en las máscaras de gas.
Al concluir un ejercicio colectivo, tan innovador, interactivo y complicado por las numerosas ramificaciones que contiene sobre la manifestación festiva de Los Carochos, la profesora de Producción Gráfica Industrial, Rosa Rico, se confiesa satisfecha del resultado. “Los alumnos y alumnas han cumplido un reto”, resume, “porque partiendo de la idea inicial, han sido capaces, primero, de documentarse sobre el tema, luego han tomado las decisiones que han creído oportunas para realizar la obra en equipo, se han comprometido con su tarea y, finalmente, han cumplido los plazos con la entrega del trabajo a la imprenta”.
No puede decirse que con la impresión finalizase el proceso creativo de la ilustración. En ese punto, es tiempo de reflexionar todavía sobre las posibles imprecisiones que hayan podido producirse a lo largo del proceso creativo, analizarlas, y también, cómo no, concretar los aciertos para afianzarlos en futuros encargos.
Pocas veces, alumnos de ilustración tienen la oportunidad de enfrentarse a un mundo creativo tan mágico, original y complejo, como el universo de la mascarada de Los Carochos con sus estrafalarias vestimentas, sus permanentes guiños a la vida y su profunda simbología. Esta ocasión “podría ser una fuente de inspiración para muchos creadores y otras personas que realicen actividades en el ámbito artístico”, aconseja alguien que lo ha vivido en primera persona como Carlos Blanco Novo.
La exposición “Máscaras en acción: Los Carochos”, que podrá verse en museos de España y Europa ya que tiene carácter itinerante, ha sido organizada por el ayuntamiento de Riofrío de Aliste (Zamora), localidad donde se celebra la mascarada; el Centro Regional de Artesanía de Castilla y León (CEARCAL) y la Cátedra de Estudios sobre la Tradición de la Universidad de Valladolid.