Autora: Teresa Rodriguez Martín.
Dentro del entorno educativo, el coaching se puede aplicar a todos y cada uno de los tres grupos que intervienen directamente en el proceso educativo: las familias, los alumnos y los docentes.
Es posible realizar sesiones de coaching para familias en las que se trabaja el aumento de la comprensión sobre el alumno y se establece un plan de acción que potencie las capacidades de los niños tanto desde el aula como desde casa.
En el coaching para familias no se pretende solucionar problemas que plantean los padres sino que el objetivo es generar un espacio en el que se posibilita la toma de perspectiva y el encuadre de las percepciones que tienen sobre sus hijos.
El coaching para alumnos consiste en un acompañamiento tanto grupal como individual de los niños en situaciones significativas, ayudándoles a comprender mejor diferentes situaciones y a crecer de forma consciente.
Ya que la educación es un proceso de cambio o transformación en el que también se producen cambios emocionales y de relación, a través del coaching se potencia el crecimiento y desarrollo del que aprende. El coaching puede ayudar a los alumnos a identificar y analizar sus emociones, a poner nombre a sus sensaciones, a abrir nuevas posibilidades y a desarrollar capacidades de espíritu crítico, de respeto por la diversidad, de creatividad y de desarrollo individual (López Pérez, C. y Valls Ballesteros, C (2013)).
El último e importantísimo agente educativo es el docente, el cual debe estar preparado para asumir un nuevo rol ya que además de generar aprendizaje de contenidos y asignaturas debe generar también un aprendizaje para la vida en todas sus facetas.
Los docentes deben poseer habilidades y herramientas con las que puedan acompañar a los alumnos en su desarrollo como personas. Estas habilidades y herramientas si el docente no las posee tienen que ser mejoradas, aprendidas y desarrolladas con la finalidad de obtener el máximo rendimiento en la actividad diaria.
El docente-coach debe ser un líder educativo que enseñe y estimule a aprender, no centrándose únicamente en qué y cómo se tiene que aprender, debe colaborar con las familias, utilizar métodos educativos innovadores y fomentar valores como la responsabilidad, el respeto o la solidaridad y ayuda a la hora de afrontar cambios.
Un buen líder domina sus emociones, gestiona su tiempo y sus relaciones, celebra los éxitos y busca el progreso. Las creencias y expectativas son también fundamentales en un buen líder educativo y de ellas dependerán en gran medida las enseñanzas y las relaciones que establezca con sus alumnos (Efecto Pigmalión ) https://www.youtube.com/watch?v=1MhOP3vqAyE
De manera general, el coach posee una serie de habilidades o características:
Es confiado y confiable, cree en las demás personas de manera realista y los que le rodean sienten que pueden confiar en él porque es honesto, directo y claro, no juzga ni critica ni habla mal de otras personas.
Está presente. El ideal de “Estar presente” lo refleja Eckhart Tolle en su libro “El poder del ahora” afirmando que nuestra mente nos mantiene continuamente ocupados con hechos pasados o preocupados por el futuro y de esa manera no se puede disfrutar del momento. Alcanzar un alto grado de presencia es muy difícil, pero sí es posible ser cada vez mas consciente de lo que se hace en cada momento, y así, poniendo todas las capacidades al servicio de lo que está pasando es posible obtener soluciones más acertadas, aumentar la creatividad o conseguir un mayor grado de empatía.
Escucha activamente y tiene habilidad no sólo de escuchar lo que una persona está expresando a través de la palabra, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se dice. Juan Fernando Bou en su libro “Coach educativo” establece una escalera de escucha, comenzando por la más básica, la biológica, siguiendo por la fingida, la selectiva, la atenta y finalizando con la activa o empática.
Comunica de manera efectiva, es decir entiende y es entendido, y para ello hay que prestar atención no sólo a lo que se dice sino a cómo se dice y en este caso cuanto más simple, sencillo y claro sea nuestro mensaje más fácilmente llegará a cualquier persona. Sin olvidar que comunicar no es abrumar con gran cantidad de información.
Ayuda a reflexionar a través de preguntas, facilita y provoca la acción realizando después un seguimiento para en caso necesario ajustar las acciones o comportamientos pertinentes.
Su actitud mental es abierta y positiva lo que le facilita la adaptación a cualquier situación y el enfrentamiento a ella con decisión y optimismo que sin duda trasladará a los que están a su alrededor.
Como docentes, además de poseer o desarrollar en la medida de lo posible las características anteriores y según López Pérez, C y Valls Ballesteros, C, debemos dominar otras competencias:
No saber, es decir, ser conscientes de que un docente no es la única referencia del conocimiento.
No juzgar. El docente debe olvidar la parte de sí mismo que juzga y evalúa la realidad de los otros basándose en sus propios parámetros, así podrá escuchar los deseos, pensamientos y opiniones de los alumnos, comprenderlos y ayudarlos a explorar y a pensar.
No reaccionar o no contagiarse de las emociones que traen los alumnos, lo cual permite mantener la calma y la capacidad de escucha para poder pensar con claridad y actuar en consecuencia.
Re-encuadrar la realidad: Ayudar a los alumnos a observar, pensar y sentir desde otras perspectivas para llegar a crear nuevas posibilidades.
Los objetivos que tendrá presente un docente coach pasan por conseguir un liderazgo integrador en el aula conciliando los intereses del grupo y los particulares e impulsando actividades para que sus alumnos adquieran el sentido de equipo; para ello es fundamental la motivación y la implicación de los alumnos y si el docente conoce sus intereses y les hace partícipes y responsables de la clase y de su aprendizaje y les contagia su propia motivación tendrá un gran camino andado para mantener al grupo centrado en tareas y objetivos.
El docente además tiene la misión de identificar cuanto antes las emociones, sentimientos y debilidades de sus alumnos y guiarlos para canalizarlas y gestionarlas de manera que no entorpezcan la consecución de las metas o retos planteados.
Un docente coach pretende provocar en sus alumnos un tipo de pensamiento que cuestione, indague y busque respuestas, favoreciendo la participación y la generación de nuevos contenidos y opiniones.
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