«Sabanas rígidas», Recetas Urbanas |
Autor: Bruno Marcos Carcedo.
La disciplina artística menos estudiada en todos los tramos del sistema educativo es la arquitectura. Su complejidad técnica, su alto coste, su estrecha vinculación a los poderes políticos y económicos de la historia, así como su funcionalidad tan ligada a la vida de las sucesivas épocas, más la distancia en el tiempo, han hecho que su análisis sea casi siempre acrítico y retrospectivo; es decir: no se indaga en las motivaciones y efectos de la arquitectura sobre las sociedades del pasado y, sobre todo, no se investiga en la de hoy.
Poner a la arquitectura en el ojo de mira de la crítica va mucho más allá de las teorías del gusto de cada momento y hacerlo es dinamizar, precisamente, ese pensamiento crítico que es uno de los objetivos de la enseñanza actual.
Hace poco el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) ha publicado un libro, titulado ‘Usted está aquí’, que recopila la trayectoria del arquitecto Santiago Cirugeda y su estudio Recetas Urbanas a lo largo de más de veinte años de prácticas rebeldes, que son un buen material para desarrollar en las aulas este pensamiento crítico en el contexto económico reciente y actual sobre algo tan cercano a la vida de los alumnos como la arquitectura de las poblaciones en las que viven.
A mediados de los años noventa la actividad inmobiliaria era una de las cosas más llamativas de nuestro país, se edificaba constantemente y por todos sitios.
Reserva urbana abierta a la imaginación del ciudadano mediante licencia para instalar una cuba de escombros por obra menor |
Con la inmediata crisis económica que llegó enseguida se visualizó la magnitud de aquellos excesos: Los esqueletos de los edificios abandonados a medio construir introdujeron en nuestros paisajes una tipología nueva de ruina, la del futuro que ya no iba a ser.
Por aquellos años el joven arquitecto Santiago Cirugeda comenzó a realizar acciones constructivas, no de forma ilegal sino alegal, en espacios poco o nada definidos por las leyes o normativas. Estas construcciones eran efímeras o pasajeras, sin cimientos, desmontables, hechas de forma cooperativa, colaborativa y voluntaria, baratas, para ser usadas, y sus materiales eran reutilizables; todo ello en una práctica en cierta medida nómada que edificaba en solares, azoteas o árboles. No se trataba de proyectos sobre papel sino de algo físico que se ejecutaba, que se podía habitar y que se volvía un dispositivo crítico.
El libro que recientemente ha publicado el MUSAC recoge más de veinte años de estas prácticas rebeldes de las cuales se hace un relato ameno y claro, encadenando sucesivas ‘anécdotas’ surgidas en cada proyecto, menos triviales de lo que pueden parecer a primera vista y cuyo conjunto presenta una forma diferente de concebir la ciudad.
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Los espacios poco normativizados, carentes de un claro e inmediato interés económico, se convierten en el destino de esta otra arquitectura que camina en dirección opuesta a la principal, que va hacia el valor especulativo y el espectáculo.
Sus acciones arquitectónicas son funcionales, humanizan barrios o atienden a necesidades que las administraciones desoyen. Sus edificaciones fantasma, sus sábanas rígidas en las azoteas o sus andamios que ocultan ampliaciones de viviendas cumplen una necesidad pero a la vez son simbólicas, críticas, denuncian el problema de la vivienda, la especulación y la deshumanización de las ciudades contemporáneas.
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En el siguiente enlace se puede leer la crítica completa a la exposición que publiqué en el suplemento ‘Culturas’ del periódico La Nueva Crónica.
https://www.lanuevacronica.com/anarquitectura
Enlace a la exposición en MUSAC
https://musac.es/#exposiciones/expo/usted-esta-aqui-20-anos-recetas-urbanas
Enlace al vídeo sobre Recetas Urbanas del arquitecto Santiago Cirugeda
https://www.youtube.com/watch?time_continue=97&v=5Re4pEWIDfY