Autor: Bruno Marcos Carcedo.
El Guernica de Picasso como se exhibió en 1981, dentro de una urna blindada, a su llegada a Madrid desde el MoMA de Nueva York
__________________
Nadie hay tan receptivo a las obras del arte contemporáneo último como los niños antes de interiorizar el repertorio de las categorías, es decir antes de aprender a ver con el reflejo de una colección de imágenes referenciales.
Desde las Vanguardias Históricas, incluso antes, desde el Impresionismo se produjo en las artes plásticas una deconstrucción en todas direcciones, una búsqueda de alternativas para evitar la muerte del arte una vez inventada la fotografía. El color, la expresión, el esquematismo, la abstracción, la imaginación, lo onírico… Todos los elementos que estaban incluidos en el arte de la Historia del Arte en proporciones menores y ajustadas al conjunto empezaron a ser hipertrofiados, agigantados en las sucesivas tendencias que buscaban una vida del arte más allá de la línea fuerte, la del arte mimético, el realismo, que acabó por consumarse en la tecnología de la imagen, fuera de las disciplinas tradicionales.
Una forma de explicar a los alumnos el arte contemporáneo es hacerlo partiendo de la idea de que la Historia del Arte está cerrada, clausurada a partir de un momento dado; este momento puede ser el Impresionismo o la primera fotografía, la de Niepce que es de 1826. Yo prefiero escoger la figura de Picasso, porque en su caso se materializa por un lado la despedida del arte académico, tradicional, realista, y, por otro, la venida de otra actividad que lleva a su figura a ser algo muy distinto de un artista convencional. Picasso, que es un pintor dotado como los grandes del pasado, educado por su padre, un pintor academicista, evoluciona en el periplo de su vida desde la tradición hasta alcanzar como ningún otro una naturaleza arquetípica y nueva. En Picasso se hacen finalmente coincidir todos los valores positivos del siglo XX, es el pintor, el innovador, el genio, pero también es el símbolo de la paz y el Guernica pasa a ser mucho más que un cuadro, ingresa en el gran repertorio iconográfico y simbólico de la Humanidad, algo que no ocurrirá ya más.
Es decir, a partir de Picasso vamos a encontrar otras expresiones que no son el arte de la Historia del Arte y, una vez despejada la mirada de las categorías que esta impone, se puede abordar la producción contemporánea desde lo que es en un primer momento: imágenes. El arte contemporáneo como imágenes fuera de la Historia del Arte que provienen de ella.