Autor: Bruno Marcos Carcedo.
En el año 1887 en España había una tasa de analfabetismo del 61% y más de dos terceras partes de la población se dedicaba a la agricultura, es decir, bastante más de la mitad del país vivía en las zonas rurales y no sabía leer ni escribir. Ya por entonces Giner de los Ríos solicita al gobierno llevar la enseñanza y la cultura a los pueblos para sacarlos de su aislamiento. El bajo nivel de la educación intentó atajarse con la creación, en 1900, del Ministerio de Instrucción Pública y de Bellas Artes. A partir de entonces fueron muchos los que incidieron en esta cuestión, sobre todo los vinculados a la Institución Libre de la Enseñanza.
Al final de la dictadura de Primo de Rivera, en 1930, se había producido un resurgimiento de las ciudades y un desarrollo de las infraestructuras pero el tema de la educación seguía pendiente. En los años treinta la Segunda República acometió esta cuestión e inició las Misiones Pedagógicas, que entre 1931 y 1936 llegaron a cerca de 7.000 pueblos con la participación de aproximadamente 600 misioneros, entre los cuales hubo creadores que lograron posteriormente gran renombre: Cernuda, Ramón Gaya, María Moliner, Val del Omar o Alejandro Casona entre otros. Además se puso en ruta el Teatro Universitario La Barraca, con Federico García Lorca al frente. Las misiones llevaron al medio rural teatro, música, bibliotecas populares, recitales, cine y un museo ambulante con obras copiadas por artistas del Museo del Prado.
A lo largo del siglo XX la alfabetización se produjo casi en su totalidad y la divulgación del patrimonio artístico y del conocimiento se ha generalizado hasta nuestros días; no obstante en la actualidad sigue habiendo una brecha entre las ciudades y los pueblos; la experiencia directa con la cultura en ellos sigue siendo muy escasa y de baja calidad. También es cierto que los sistemas de transporte y las vías de comunicación permiten que la gente que vive en los pueblos se traslade a ver un museo con más facilidad que antes, pero no es suficiente. Internet, que podría ser una gran herramienta para el acceso de estos habitantes a la cultura no está implantado en gran cantidad de estos lugares y carecen de la cobertura necesaria; por otro lado lo que publican muchos museos en sus páginas webs consiste en información encaminada a promover las visitas físicas a sus exposiciones y pocas veces una auténtica visita virtual.
Frente a esta situación de alejamiento entre cultura y medio rural existen diferentes iniciativas cuya genealogía está en el Museo Circulante y las Misiones Pedagógicas, aunque muchas de ellas no vengan de decisiones del gobierno como aquellas sino de actividades privadas o asociativas.
Hay que añadir hoy en día a las condiciones del campo un problema más, unido a los anteriores, y este es el de la paulatina y progresiva despoblación. Sin embargo, el territorio está sembrado de pequeños y medianos proyectos que pasan desapercibidos y que trabajan de distinta manera en acercar la cultura al medio rural.
Red de Proyectos y Espacios de arte en el campo.